jueves, 30 de abril de 2009

Los disquitos








ELIBETH EDUARDO




Una de las más graciosas anécdotas de la llamada brecha tecnológica que arropa hoy a la -tradicional- brecha generacional la escuché de una de mis (muchas) primas, quien refería la queja de un MM (marido malhablado) sobre el tener que sacar más a su mujer de paseo para "actualizarla y culturizarla".

- Imagínate que me dijo hace poco: "Martín, cómprame unos disquitos de esos que oyen los muchachos en el Metro. He preguntado en las tiendas pero en ninguna he encontrado los disquitos esos...". Le dije que ni de vaina se le ocurriera repetirlo en público. ¿Te imaginas? - fin de la cita.

Los "disquitos" en cuestión, no son otra cosa que los iPods en todas sus versiones e imitaciones, los cuales han logrado que a chamos y no tan chamos les salgan permanentemente cablecitos por las orejas en el Metro, las camionetitas, aviones, a pie y, en realidad, en todas partes. La invasión avanza...


Anti-crisis
Tanto es así que no pude sino sonreír mientras escuchaba a los señores Penzini (padre e hijo) comentar con cierta sorpresa mal disimulada que, mientras otras acciones mejor reputadas y de compañías más "potentes" en el mercado seguían enterradas o bajando significativamente, Apple no sólo había logrado mantenerse en medio de la peor recesión en tres o más generaciones sino que, inclusive, osaba mostrar tímidas muestras de recuperación.Cabe destacar que - más allá de todas las virtudes de las Mac - nadie tiene dudas con respecto a que el "milagro" bursátil se sostiene (aunque sea por una pestaña) sobre los hombros de los iPods y iPhones, por más que estos últimos hayan perdido en el país la batalla de las preferencias del mercado frente a los BB de RIM (otro milagro) en términos absolutos.Apple se muestra, pues, a prueba de bombas y de guerras bacteriológicas y porcinas a punta de coroticos: peroles a prueba de crisis y recesiones.


Cuéntame tu iPod...
Inclusive antes de que el presidente Obama lo transformara en un "regalo de Estado" al darle uno nada más y nada menos que a Elizabeth II de Inglaterra, montones de programas de radio ya lo habían instalado en la conciencia pop de este novelero país gracias a sus "fiestas de iPods" o secciones similares en las cuales personas reconocidas en la opinión pública se "desnudan" señalándonos las "intimidades" de su iPod. Y es que lo que tenemos, no tenemos... y nunca tendríamos en nuestro iPod nos define y retrata de cuerpo entero, casi mejor que los diarios de nuestra primera adolescencia.De allí que esté convencida de que, muy pronto, habrá respuestas de "convención" (como la de las misses) respecto a las canciones favoritas: Mozart y Simón Diaz serán infaltables… porque lucen bien, mientras que sólo los que se la "echan" de chamos dirán (y hasta tendrán) algún reguetón para no quedar como dinosaurios.Después de todo, dime que tienes en tu iPod... y te diré quien eres.


Al iPod debemos

No obstante, el más importante logro de este invento consiste en haber "acercado" al capitalismo salvaje con el socialismo del siglo XXI o como queramos llamar al disparate chavista.Cuando ya comenzaba a preocuparme por el momento en que el ministro Samán, el de Cultura, el de Contrainteligencia y recontraespionaje comenzaran a diseñar la ley para "regular" los contenidos de mi intimidad, un "Aló Presidente" (que, por supuesto, no escuché) me permitió tener una amargura menos.Así, contra todo pronóstico - y, seguramente, para escándalo de Fidel - el Jefe Máximo de la entelequia socialista petrolera esgrimió un iPod que le había regalado su hija (seguramente mucho más caro que el mío) como poderosa arma para combatir el avasallamiento por la vía de la transculturización a la que nos somete el imperio.


- ¡¡¡Este bichito si es bueno!!! Yo, para combatir la transculturización que intenta arrancarnos de nuestras raíces y esencia como pueblo… lo tengo lleno de puro joropo recio, caballero. Más nada - concluyó, sin consciencia alguna de la paradoja ideológica que colocaba a una de las piezas de oro de Silicon Valley como artículo de primera necesidad del "hombre nuevo" del socialismo...


Yo, por mi parte, respiré feliz de saber que la "libertad de iPod" no estaba con la de expresión, asociación, tránsito y elección en la lista de exterminio de régimen mal llamado gobierno.

Aparatitos habemus!!!




Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

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