domingo, 29 de julio de 2012

EL NUEVO ROSTRO DE LA REVOLUCIÒN

                                                                                                                                 ELIBETH EDUARDO

Me precio, en general, de distinguir con facilidad los potes de humo y trapos rojos qie las Salas Situaciones construyen utilizando las recetas de la inteligencia inspirada en el modelo soviético que mantiene, libre del deterioro del tiempo, el G2 cubano.
Pero ni siquiera un intento de estar más "cerca" de Bolívar y de hacer a éste un "símbolo" con mayor gusto "popular" termina de cuadrarme. Después de todo, el que haya nacido en Capaya no lo hace barloventeño... pues esa, como cualquier otra idiosincrasia cultural-regional, precisa de historias,
creencias, costumbres y conductas compartidas.
No: el de la Santísima Trinidad era caraqueño y mantuano, aunque mucho le duela al más tristemente celebre hijo de Sabaneta.
Colocarle rasgos más africanos no cambia eso ni le agrega nada salvo que, curiosamente, lo dejó. (contra todo pronóstico) más cerca de Capriles que de Chávez, con infinita amargura para éste último..

LOS OTROS ROSTROS
Pese a todo lo antes señalado, no tendré la arrogancia de creer que, como a mi no me interesa, al "pueblo mesmo" tampoco. Habrá algunos fanáticos bolivarianos que han comprado el delirio chavista para quienes la nueva versión del rostro de El Libertador marca su vida de la misma manera que toda una generación gringa se concibió a si misma y a su nación a partir de que el hombre llegó a la luna. Bien por ellos.
No dudo además que el momento elegido es eminentemente simbólico y electoral: cerca del cumpleaños del Presidente, reforzando la proximidad de ambos cumpleaños y mostrando un rostro por el que, aparentemente, no pasaron 15 años de guerra ni ninguna enfermedad, como bien ha destacado el doctorisimo Elías Pino Iturrieta (@eliaspino).
Me gusta, sin embargo, creer que tendrán más peso a la hora de votar el 7 de octubre los cientos de miles de rostros de madres, padres, hijos y familiares que recorren los hospitales y morgues del país buscando a sus seres queridos y rezando al Santo Cristo de La Grita o al Nazareno de San Pablo para que no sean parte de la más triste de las estadísticas: la de las vidas perdidas en una "guerra civil de baja intensidad" que, claramente, está ganando el hampa con complicidad del alto gobierno.
También pienso en los rostros de las parturientas que no encuentran camas en las maternidades y hospitales. A de los pacientes de SIDA, poco atendidos por el régimen. O los de los campesinos del Táchira que sacan sus cosechas a nado porque las lluvias los dejan sin luz, sin agua potable y sin puentes transitables.
También pienso en los rostros de los padres que no entienden por qué. nuestras escuelas especiales se diluyen frente al modelo cubano, tan parecido en este punto a la negación nazi pues los trastornos de desarrollo siguen siendo vistos -casi- como "problemas mentales" o psiquiátricos.
Para mi son esos y algunos otros rostros los qué, de verdad, caracterizan a la revolución. Y no tienen nada de nuevos.
Sólo han ido aumentando en estos 14 años, perdidos y desperdiciados en un modelo anacrónico.
Espero que para las personas detrás de estos rostros el mensaje casa por casa y pueblo por pueblo, suene bueno, nuevo y posible para que podamos tener, otra vez, miles de caras en el país pensando al futuro con esperanza.
Esos son los rostros que, en adelante, quisiera ver.

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