domingo, 10 de mayo de 2009

Sacudones, estrelladas, karmas y mabitas




ELIBETH EDUARDO


En líneas generales, no me considero una persona supersticiosa: regularmente no sé en qué luna andamos o si alguna de ellas me afecta; no juego a la lotería o terminales y, desde hace por lo menos tres años, todos los gatos que ha habido en mi casa son negros. Dicho esto debo reconocer que, si fuera llanera como el presidente Chávez: buena contadora de historias y creedora de cuentos de caminos, estaría preocupada.Si, en general, los pronósticos para el año son malos, para el país son peores no sólo porque - pese a todos los babalaos que Fidel le presta al Presidente - luce improbable que los precios del petróleo se recuperen sustancialmente sino porque, además, este año termina en NUEVE (9) y hasta una venezolana sin supersticiones como yo sabe que eso nada tiene de bueno...
Despúes de que cayó Pérez Jiménez y el hombre llegó a la luna, ninguna década ha terminado o iniciado en Venezuela sin fuertes sacudidas en todas las áreas y aspectos relevantes de la vida nacional... Y lo de "sacudida" no es una metáfora: en el año 79 comenzó la decadencia del modelo rentista petrolero que el chavismo está sepultando con la sobreexplotación y la quiebra de su rostro más visible (PDVSA) de una forma que ni la expropiación de las empresas de servicios petroleros ni duplicando el actual nivel de endeudamiento se podrá disimular por mucho tiempo.


Por otro lado, hace dos décadas, el año 1989 pasó a la historia por la intensidad de los acontecimientos que lo caracterizaron: la entrega de las armas del M19; el ascenso al poder de Mijail Gorbachov y la caída estrepitosa del Muro de Berlín. En Venezuela, el 89 es tristemente célebre debido a la fastuosa toma de posesión del presidente Pérez para un segundo mandato así como por el aumento del precio de la gasolina (la primera y más dura medida del debutante gobierno) que, junto con la alta inflación y un profundo desabastecimiento de alimentos y bienes de primera necesidad desencadenaron la explosión social que se recuerda con los nombres de "El Caracazo", "El día en que bajaron los cerros", "El Sacudón" o "El estallido de febrero", mi favorito.
Para el cambio de siglo y de milenio las cosas parecieron mejorar para cerrar en rojo: si bien el presidente Chávez ganó el referéndum que le permitió activar la actual Constitución Nacional, la misma quedó bautizada en agua, barro y sangre. Aunque el gobierno hace ingentes esfuerzos para que nadie lo recuerde, los (al menos) 10 mil muertos de la fecha, la destrucción casi absoluta del estado Vargas y de importantes plantaciones del estado Miranda no quedan cubiertas del todo por ningún triunfo, por "glorioso" que parezca.


La victoria constitucional, además, no tuvo contraparte sindical con lo cual el Presidente no pudo cumplir su promesa de borrar de la faz de la tierra a la CTV ni coronar como Secretario General de la misma a Aristóbulo o de iniciar la "revolución laboral" que intenta imponer actualmente, a pesar de las señales en contra. Fue el 99 un año con un precio del petróleo similar al actual (descontando la inflación mundial y la devaluación del dólar) lo cual hizo al Presidente considerar privatizar las empresas del aluminio antes de que la crisis fuera irreversible y mantener cordiales relaciones tanto con el sector privado como con los medios de comunicación social que eran tal golpistas ahora como entonces...


Diez años más tarde, la crisis de Guayana es impepinable; los sindicatos pasan de mostrar los dientes a morder mientras la naturaleza parece oponerse de nuevo al paso de los (aparentes) vencedores: dos temblores de considerable magnitud, decenas de réplicas que "consolidan" los daños de los sismos y una temporada de lluvias que juega posición adelantada ocasionando daños en el sistema eléctrico son signos tan negativos como el que todo ello ocurra antes de que Jorge Rodríguez recuerde por qué es importante en Caracas que el gobierno municipal esté pendiente de las quebradas.
Malo… Muy mal pálpito… hasta en el más fanático de los oficialistas…


Si la naturaleza se opone
Como si fuera poco, la reversión del control de competencias municipales y regionales comienza a aparecer como lo que es: una mala idea hija del berrinche de gente que ni sabe ni acepta perder.


Poco a poco, la transferencia de las carreteras (y la falta de recursos) amenazan con convertirse en una pesadilla para el ministro Diosdado pues el gobernador Capriles Radonsky es extremadamente minucioso en eso de dejar claro quién tiene la culpa, cómo y por qué en las cosas que salen mal.


Adicionalmente, a diferencia de los funcionarios oficialistas, al igual que el resto de los Superamigos mandantes de la alternativa democrática, el sucesor de Cabello tiene la peculiaridad de ser como la maldad: se le encuentra desde temprano en la calle y de primero en donde ocurra cualquier desgracia. Quizás por eso él, Ledezma, Blyde y Ocaríz suelen coincidir "en el lugar de los hechos" menos con los representantes del gobierno y más con Globovisión.


En cualquier caso la "pava" estructural que hace que al gobierno actual se le caigan desde las torres eléctricas hasta los viaductos parece estarse agravando por causas naturales. Al parecer, tal como la pasó a Bolívar, el presidente Chávez no deja de descubrir (a su pesar) que cuando la naturaleza se opone es como la mayoría de pueblo de Venezuela: no tiene ni formación ni vocación militar y es difícil lograr que, simplemente, se calle y obedezca...


Una serie de eventos desafortunados...
Si bien los comentaristas políticos, en general, hablan de que el actual es el mejor momento del régimen pues ya no le importa simular que no es totalitario mientras que sus adversarios siguen sin tener (por demócratas) repuestas contundentes para compensar su embestida, lo cierto es que son muchas las circunstancias que el régimen no tiene consigo y, lejos de reducirse, aumentan día por día.


Digno de preocupación y de la feroz respuesta recibida por los cuerpos policiales, militares y paramilitares del gobierno es el hecho de que, a pesar de estar en el principio de un puente, la marcha opositora del 1o. de Mayo sin ser de la mejores de la oposición, estuviese bastante más nutrida que las varias que tenía el oficialismo, juntas y revueltas.


Como lo ha señalado Masó, el gobierno lucha con la fobia de Nüremberg de nuestros militares que no quieren ser perseguidos ni por golpistas ni por faltar a los derechos humanos... pues estos delitos no prescriben y son objeto de la justicia internacional.


Ergo, si se va a reprimir es porque Chávez se va a quedar para siempre, garantizando la libertad de sus esbirros, aunque sea dentro del país. Así que la peor mabita que le puede caer al gobierno es la de tener que reprimir... pues se arriesga a comprometer el "partido" al que apela cuando quiere (de verdad) demostrar poder: el de las armas.


Por otra parte, el Presidente corre el riesgo de que su partido verde crea que los cubanos han montado una conspiración para ocupar sus lugares gracias al tema de los cachrros volantes: los helicópteros del país - especialmente los rusos - hacen quedar al Gobierno como si tuviera una guerra con sus propios efectivos. Ya algunos sospechan que ninguna señal es más clara de la desconfianza de Chávez que el que te asigne una misión (cualquier misión) montado en un perol de esos. Hasta la fecha y a pesar de lo que cuestan, lo mejor que han hecho los helicópteros rusos es caerse, sin mayor explicación...


El asilo a Rosales, la sanción de la CIDH y del parlamento europeo también apuntan a "inquietar" la condición de intocables de la logia militar: un gobierno forajido, tiránico y voluntariamente inconstitucional (por su incumplimiento de la ley) se aísla de la comunidad y pierde sus privilegios: desde visas para viajeros, cuentas en el extranjero para sus nacionales y la posibilidad de que el país reciba dinero fresco del exterior por la vía de préstamos hasta el "derecho" a "juzgar" a sus funcionarios sin intervención extranjera. O, lo que es lo mismo, ser gobierno pasa a ser un factor de sospecha y de culpa en lugar de ser un elemento de ventaja y protección…


Así que ya no importa si somos supersticiosos, creyentes de profecías o de estrellas: ya no importa que creamos o no lo que dice el astrólogo Pedro González Silva sobre que es tiempo de que se ejecuten los karmas y, en el caso del Presidente, eso no es para nada bueno. Importa que si el Karma de Chávez se está ejecutando, se le está desmoronando el edificio con nosotros adentro.La contingencia se ha hecho cotidiana. El "colchón", por lo tanto, debe ser regla para que el próximo sacudón no nos deje sin defensas por imprevisión.


Cuando de andar desprevenidos se trata, con la acción del chavismo basta.

Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

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