domingo, 5 de abril de 2009

Estrategia Borg


ELIBETH EDUARDO

Una de las más hermosas metáforas sobre los totalitarismos del siglo XX (especialmente el comunista, ya sea soviético, chino o de cualquier otra nacionalidad) fue construida por el estadounidense Gene Roddenberry quien recogía el miedo de su generación, marcada por lo que se sabía (o intuía) del régimen de Lenin así como por el horror del Holocausto y el significado del mismo: la posibilidad cierta de hacer desaparecer por completo una raza, cultura, pueblo, nación, civilización o planeta... para referirnos a la metáfora del creador de Star Trek.
Así, lo que resultaba más terrible de estos regímenes para Roddenberry (la pérdida de la libertad colectiva e individual y la imposición de un pensamiento "único y colectivo) quedó retratado en su falta absoluta de humanidad a través de la civilización de los zombis-máquinas operados por una suerte de Big Brother invisible que los hace ver como una comunidad cualquiera de insectos. No por accidente, la voluntad, la única consciencia, el control maestro que dirige a todo el "Colectivo" es "encarnado" por una Reina, similar a la de las abejas u hormigas.
Así, la "civilización" Borg andaba por el universo "convirtiendo" a otras culturas a la suya, haciendo a los otros esclavos sin libertad que formaban parte de una "transformación" que los hacía un "ser nuevo", más sabio y perfecto de lo que habían sido.
Más que señalar las semejanzas con cualquier otro discurso, lo que nos interesa de este poderoso símil usado en The Next Generation es la consigna con las que trataban de evitar que los pueblos a ser deglutidos les dieran trabajo en su proceso de conquista.
La consigna de los Borgs pretendía (y lograba) la huida de buena parte de la población para debilitar su capacidad de resistencia y, también, aterrorizar a quienes quedaban. La misma forma parte del manual de los nazi-totalitarismos-comunismos del siglo XX, se halla suficientemente documentada y está siendo reeditada en Venezuela a través de una consistente Guerra a Muerte Psicológica, aprendida -seguramente- de las bitácoras del G2 cubano.


"La resistencia es fútil"
Puesto que a Bolívar y a quienes vinieron después se les "olvidó" derogar el Decreto de Guerra a Muerte, el Presidente ha decidido retomar esa estrategia bolivariana para acelerar lo que Fidel le dio como recomendación cuando comenzó a asesorarlo: logra que se vayan del país 4 millones de personas (gran parte de las clases adineradas y medias)... para que gobiernes tranquilo, según han revelado disidentes del chavismo como Angela Zago, Ernesto Alvarenga, Gauicaipuro Lameda y hasta el mismísimo Baduel.
Había que avanzar hacia un Estado Comunista, sin oposición de ninguna naturaleza. Pero, para que esto sea posible, es necesario lograr lo que desde Roma y Egipto hasta el Renacimiento, lograban los gobernantes gracias a la religión: la sumisión, seguimiento y obediencia absolutas.
Como claramente demostró la Revolución Francesa, no hay "monarcas absolutos" si los pueblos se revelan pues la consecuencia de la represión asesina es - siempre - más resistencia. Ghandi, Mandela y Walessa son la evidencia virtuosa de este argumento mientras que Mugabe, Castro, Pol Pot, Milosevic, la Mafia, Pinochet y el Cartel de Medellín son la oscura.
El poder absoluto pues, se sostiene en el miedo y la inamovilidad; en la desesperanza o indefensión aprendida que, según todos los experimentos, nos hace preferir el sufrimiento actual - siempre y cuando sea tolerable - antes que enfrentar algo peor que no sabemos de dónde va a venir pero que estamos convencidos que no podremos evitar..
De esta manera, desde el poder y sus recursos para persuadirnos, se impone la terrible consigna que Roddenberry le asignó a los Borgs para hacerlos aún más aterradores: "la resistencia es fútil".
Necia. Tonta. Inútil... Pero no suicida: la belleza de la metáfora de Viaje a las Estrellas está, precisamente, en el hecho de que la conquista Borg (como la romana de los tiempos antiguos o la mahometana del Medioevo) sólo permitía dos opciones: la destrucción vital que conocemos como "muerte", o la aniquilación cultural que los Borgs llamaban "asimilación" y que la historia humana ha denominado (más o menos) como esclavitud. En cualquier caso, siempre moría algo de mala muerte, a veces lenta y para nada natural...

Rosales y el 11A
Los acontecimientos posteriores al 15F son una muestra indiscutible de la (esperemos) arremetida final de esta Guerra a Muerte - total y psicológica - que pretende enterrar el ánimo democrático y liberal del país de Libertadores que es y seguirá siendo esta, la Tierra de Gracia de Colón, hoy desterrado por la maquinaria totalitaria que se empeña en cambiarnos la historia para imponernos la suya. La identidad colectiva. El nuevo Reich. El pensamiento único. La consciencia Borg.
Las consignas del pasado (ni un paso atrás, valientes, Chávez vete ya) deben quedar en el olvido al ver como lo poco que quedaba de esa época, es decir, Rosales y los Comisarios, sucumben también ante el peso de la maquinaria injusta del chavismo, autodenominado Estado.
Ya le había tocado su hora a los líderes de PDVSA, la CTV y la Fedecámaras de la época. También pagó Leopoldo López la osadía de dar cobijo a los militares de Plaza Altamira y de declarar Chacao como "territorio liberado".
Finalmente y en lista están los gobernadores y alcaldes opositores que no sólo le echaron tierrita a la consigna de "No volverán" sino que, además, se han atrevido a dar respuesta en meses a problemas que el chavismo ni siquiera maquilló en una década.
Pérez Vivas, Ocariz pero, sobre todo, Rosales, Capriles y Ledezma son quienes recibirán los mayores ataques... porque lideran las circunscripciones con mayor número de votos y visibilidad.
Aplastarlos, más que un tema de retaliación, venganza y prácticas de "malos perdedores" es una necesidad política de supervivencia: darles espacio para que sean exitosos no sólo coloca en evidencia al chavismo y a la oposición como alternativa sino que, además, derrota la guerra más importante: la de la esperanza.
No sé si Luis Vicente León tendrá razón con el tema del Titán. Para mí, Chávez ya es reo de sus actos y los desmanes de sus conmilitones que lo mantendrán allí a toda costa... para evitar la auténtica justicia, tanto nacional como internacional.
Pero, aún cuando debamos aceptar la hipótesis del Titán, no entiendo por qué no creemos que contamos con héroes: esos hombres que casi despachan desde sus carros han demostrado mayor compromiso que De La Rua y sus primeros cinco sustitutos en la Argentina del 2000. También han dado muestra de más valor que el Vicepresidente activo el 11A, Diosdado Cabello, a quien nadie logró localizar ni vivo ni muerto hasta que pasó todo peligro.
Incluso, han demostrado mucha más entereza que Chávez en el 92 y en el abril de 10 años después.
No sé si el totalitarismo del siglo XXI requiere de mártires como Ghandi y Mandela.
Pero si no podemos ver como héroes a estos hombres que batallan por darnos bienestar, ánimo, confianza, seguridad y calidad de vida ciudadana a costa de enfrentarse a toda la fuerza represiva del Estado y sus Camisas Rojas, es porque ya se ha apoderado de nosotros la desesperanza aprendida... y nos merecemos más a Chávez que a los valientes que (como unos mismos pendejos) todavía nos defienden.
Hemos comprado muchos discursos de la línea del chavismo, como señalaba con lucidez Carlos Blanco en su columna de hoy... Inclusive el cada vez más absurdo argumento de que no tenemos ni líderes ni héroes se lo compramos y nos lo creímos...
Dicho de otra manera, estamos perdidos.



Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

No hay comentarios: