lunes, 7 de diciembre de 2020

DOCTORES MADE IN PANDEMIA

"¿Y si esta Tierra fuera el infierno de otro planeta?", Aldous Huxley en Un Mundo Feliz.

Elibeth Eduardo | @ely_e

En mi casa siempre se reconoció el poder de la palabra, así como la carga energética de la visualización y los deseos.

Por eso las maldiciones estaban prohibidas: ni en juego. Claro está, nunca se nos explicó que podían ser cosas que parecían inofensivas.

De allí la peligrosidad mortal del: "¡Ojalá te mudeis!" que usan para dañar severamente los maracuchos. Resulta peor si le agregan "más de una vez". Y seguidas.

Eso es equivalente al bíblico "parirás con dolor": supone desear un sufrimiento prolongado.  Diría que, inclusive, supone un odio profundo y arraigado.

Sin embargo, nada más poderoso que una maldición china, las cuales tienen la elegancia cínica de parecer bendiciones.

Quizás ese estilo inspiró a Shakespeare quien - ¿curiosamente? - se caracterizó por abordar los temas más oscuros, controversiales y complejos a través de sus comedias. Segura estoy que si el inglés fuera el cronista del 2020, afirmaría sin titubeos que "vivirás tiempos interesantes" y "conseguirás todo lo que deseas" son las dos maldiciones liberadas en contra de la humanidad este año, junto con el SARS-COV-2.

Y las despacharon sin siquiera un lacónico memo de advertencia. Por cierto, de los tres males, puede que el virus sea mortal pero es el menos peligroso de abordar y el más fácil de resolver.

REVIVIENDO BABEL. Así, en los primeros días del confinamiento en marzo, la mayoría lo vio como la oportunidad de hacer mucho de lo que SIEMPRE habían querido, con la ventaja de que ya no habría ni distractores ni excusas.

Eran los días felices en que creíamos que todo pasaría pronto, que volveríamos a la calle en semanas como si nada, sin que el mundo tuviese idea de que la palabra pandemia iba a ocasionar terrores nocturnos y el 2020 entraría con el 13 y el 666 en la lista de números pavosos.

Más serios aunque creo que tampoco entendían, universidades y centros de capacitación online abrieron gratuitamente sus plataformas para algunos productos, mientras llevaban a centavos los precios en otros.

Creo que lo vieron como la oportunidad de que - ahora sí - el eLearning dejara de ser la promesa de un mercado emergente y se transformara en uno real: una nueva opción de formación tanto formal como complementaria.

Por supuesto, los grandes ganadores fueron los cursos de idiomas, conscientes de que, en algún momento, tendrán a millones de inscritos sólo para reclamar los certificados que ya obtuvieron pero, también, para terminar lo iniciado.

Los más ansiosos por sentir que aprovechaban el tiempo otorgado por el inesperado virus se inscribieron en más de dos idiomas, programas Master y hasta Doctorados on line.

 EN DEFENSA PROPIA. Todo para no sentirse encerrados e indefensos en mitad de una situación que no sabían (sabíamos) hasta qué punto (NO) íbamos a controlar.

Las agendas se llenaron de cursos, sesiones de pilates, yoga, conferencias, webinars, IG Live y cuánta cosa on line medianamente gratuita nos ofrecían en las diversas pantallas.

Dejamos de correr en las calles para hacerlo dentro de la casa, haciendo con apuro las labores domésticas entre una video conferencia y otra, sin imaginarnos (o querer hacerlo) cómo sería la vida de quienes no tuvieran Internet, electricidad o teléfonos inteligentes.

Hasta quienes teletrabajamos desde antes de la llegada del COVID caímos en la trampa de las "vacaciones ocupadas", gracias a que fuimos liberados de algunos compromisos y horarios hasta el "después de la pandemia" que ya ni siquiera esperamos.

La negación se impuso como forma de locura corriente y el mundo siguió tratando de estar muy ocupado para no entrar en pánico.

Enloquecimos en defensa propia, pero sin soltar el botón de "ON".


LA TERCERA RESIGNACIÓN. Hoy, cuando el fin de año se precipita, muchos deliran pensando que pueden reponer el "tiempo y las ganancias perdidas".

La inmensa y agotada mayoría, sin embargo, ya sabe que un doctorado de seis meses no es prestigioso, que YouTube sirve para muchas cosas pero los saberes de verdad requieren otro tipo de estrategia y que ser un enciclopedista no sólo requiere de tiempo…

… también se necesita estudio (MUCHO) y un talento analítico que no se consigue en cualquier farmacia. De hecho, el mundo clama a gritos por encontrar más gente con esa capacidad.

Los medios, sin embargo, se han quedado SÓLO con las historias de las tragedias y la locura ocasionada por el experimental encierro global, olvidando que la historia pasará revista no sólo de lo malo sino de todo lo bueno que seamos capaces de hacer en este tiempo y el que ocurra inmediatamente después.

No es para menos. No lo hicimos muy bien después de la gripe española pues tras la Primera vino una Segunda Guerra Mundial con una Gran Depresión de telonera y una Guerra Fría como corolario.

Mejor se hizo durante y tras la peste: no sólo El Decameron registró magistralmente miedos, esperanzas y el espíritu de la época sino que, superada la pandemia, el Renacimiento rescató a Occidente del Oscurantismo y le devolvió el esplendor de griegos y romanos, con un poco de la sofisticación y adelantos que estaban logrando los pueblos árabes, nada más y nada menos que en Medicina y Matemática.

Así que podemos optar por la decisión del protagonista de La Tercera Resignación y morir de tedio o creer que los Da Vinci, Miguel Ángel y Rafael del siglo XXI están justo hoy cambiando el mundo del futuro que nos tocará vivir.

Por suerte, el SAR-COV2 no es ni peste ni ébola pues, con su tasa de contagio estaríamos encabezando la lista de especies en peligro de extinción. No es el caso.

Así que toca sacudirnos el despecho postpandemia, conscientes de que somos más los que viviremos para contarlo que aquellos a quienes siempre extrañaremos.

A Dios gracias.