sábado, 6 de junio de 2020

¿PLATAFORMIZACIÓN DEL TRABAJO? No le suena pero sí la conoce

Si Usted cree que es ajeno al trabajo de plataforma, piense si conoce a alguien que trabaja en Uber, Freelancers, Publisuites, Workana o Rappi. ¿Cómo le fue?
Por: Elibeth Eduardo | @ely_e
Es una palabra larga: plataformización y, probablemente, todavía no cuenta con el visto bueno de la Real Academia de la Lengua.Pero eso no le impidió al Banco Interamericano de Desarrollo introducir el término de una realidad que no está para ser negada. Nos referimos a la existencia de “trabajadores de plataforma”. Un nombre también largo para definir algo que, hasta hace muy poco, no existía sino como posibilidad académica.
Y es que quienes hace cinco años decían que una de las consecuencias de la transformación digital era que “a cada mercado le llega su Uber” no tenían idea de lo acertada que resultaba su observación.
Quizás pensaron que tenían más tiempo y que sus mercados serían de los últimos. Se equivocaron: en el momento en que las grandes empresas tecnológicas inventaron la frase “Whatever as a service” nadie estuvo a salvo de la plataformización.
Cuando “Whatever” se convirtió en “Everything” (EaaS) y, de allí, llegó a “Plataforma” la sentencia se convirtió en profecía. Cumplida, para variar.
Y fue entonces cuando los Estados, transportistas, caleteros, courriers, universidades, sindicatos y otras agrupaciones gremiales y/o sectores de servicio cayeron en cuenta de que – contra su creencia – la frase los incluía.
Así, aunque un informe citado por el BID pronostica que 540 millones de personas en el mundo aumentarán sus ingresos en US$ 2,7 billones para el año 2025 gracias a las “empleos de plataforma”, esto parece estar ocurriendo casi de espaldas a las universidades y académicos que anticiparon y hasta amenazaron que el futuro de la economía sería de la llamada “Sociedad del Conocimiento”.
Tuvieron razón. El detalle es que la misma parece poder existir y prosperar sin que los “productores de conocimiento” sean parte fundamental de ella. Contra todo pronóstico.
El efecto GM
Uno de los hallazgos del más reciente informe "El Futuro del Trabajo en América Latina y el Caribe" del BID apunta a que la región está experimentando estupor frente a procesos que, aunque advertidos, han resultado inesperados.
Es lo que hemos denominado como el “Efecto GM”.¿Por qué? Porque, aunque Wiliam “Billy” Durant y Charles Stewart Mott, fueron lo suficientemente visionarios como para anticipar que una tecnología desplazaría todo lo demás y lo transformaría en obsoleto, eso no los preparó para competir con ventaja en el “mercado emergente” cuyo nacimiento lograron anticipar.
El caso de General Motors es paradigmático: sus fundadores eran exitosos empresarios del mundo de los coches tirados por caballos a los cuales el automóvil transformó en reliquias. Pese a unas importantes ganancias que les permitían considerarse hombres ricos e influyentes, tuvieron la visión de saber que sus empresas iban (más temprano que tarde). camino a la extinción.
Esto los llevó a crear el primer gran emporio automovilístico que, sin embargo, desde el punto de vista financiero estuvo por lustros muy por detrás del líder estadounidense de la época: Ford.
Como epítome del trabajo atípico, el BID recomienda que la “plataformización” del trabajo emergente se aborde desde los vínculos entre las partes.
Plataformización sin aviso
Hoy en día son corporaciones (Kodak, Sony, BlackBerry, Hollywood), académicos, gerentes y empresarios los que están descubriendo que anticipar a la “Sociedad del Conocimiento” o la “Cuarta Revolución Industrial” no los prepara para algunas de sus expresiones cotidianas como lo son las PLATAFORMAS, en general y lo que Verónica Alaimo, Maria Noel Chaves y Nicolás Soles – respectivamente especialista senior, consultora externa y consultor de la División de Mercados Laborales del BID y autores del ya mencionado estudio – han denominado “Plataformización” de las relaciones laborales.
Es decir: el surgimiento de compañías que facilitan las conexiones directas entre los clientes que necesitan un servicio y los trabajadores dispuestos a proporcionarlo.
Este proceso es denominado por Alaimo, Chaves y Soles como el “trabajo habilitado por la tecnología” y va mucho más allá del “trabajo mediado por la tecnología” que ya conocíamos como “Teletrabajo”.
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La versión original de este artículo fue publicado por CIO AMÉRICA LATINA