miércoles, 1 de julio de 2020

MORIR EN WESTEROS

"Sólo él se dio cuenta en su época de que el personaje celoso no es cómico: es trágico", Shakespeare Uncovered» "The Winter's Tale".

Elibeth Eduardo | @ely_e

Decía hace tres lustros el reconocido dramaturgo venezolano Rubén Darlo Gil que los dramas (y sus adaptaciones) del padre del teatro inglés, eran ideales para el público maracucho.
¿Por qué? Porque, al igual que una boda dotraki, cualquier montaje que no tuviera al menos tres muertos era considerado "aburrido" para los zulianos.
De más está decir que sólo Puccini supera a Shakespeare: si se trata de una obra dramática, no hay que contar a los muertos sino a los sobrevivientes... los cuales suelen servir sólo para echar el cuento y que el mismo se haga inmortal.
No obstante, el éxito de películas como La Masacre de Texas o series como The Walking Dead dejan en claro que la tendencia, más que global, es universal: no sólo romanos y aztecas tenían gusto por los espectáculos y rituales llenos de sangre.
Así que no sorprende que George R.R. Martin - autor típicamente gringo - haya hecho de la "Canción de Hielo y Fuego" un catálogo carmesí de LA violencia casi que desde la primera página.
Después de todo, él nunca ha negado que su zaga naciera para hacer dinero al igual que la colección que le sirvió de modelo e inspiración: Los Reyes Malditos de Maurice Druon.
Es claro que no previó que GOT sería un fenómeno global, lo cual conduciría tanto a sus críticos como a los seguidores de culto a "identificar" plenamente referencias y orígenes de cada mínimo detalle.

SIN VIDAS PASADAS. Pese a que el autor de Jersey sigue a Druon hasta en el número de libros que deben integrar la zaga, lo cierto es que el francés tuvo la ventaja de que re-interpretaba y daba una nueva mirada a hechos históricos que ya habían construido más de una leyenda, como lo evidencian los millones de seguidores contemporáneos de los míticos tesoros y conspiraciones en torno a los caballeros templarios.
Martin no tiene tanta suerte y el hecho de que también siga a Tolkien y no a su amiga / rival Diana Gabaldón lo deja como cronista de chismes de un mundo tal que (a diferencia de las historias de la creadora de Outlader) hasta las direcciones y los hitos geográficos son de ficción.
Si fuera Tolkien le valdría madre decepcionar a todos con un final carente de la magia que plenó las cientos de miles de páginas que escribió, haciendo la "declaración" más hermosa y trágica del momento vital de su generación: la magia murió en SU mundo cuando empezó la Primera Guerra Mundial. Y punto.
R.R., como buen estadounidense, no tiene una épica de esas dimensiones: el "conflicto" comercial entre China y Trump no da para tanto.
Tampoco el duelo a muerte que mantienen las Kardashians contra la profundidad filosófica desde Instagram.
No. Él se defiende con los referentes grecoromanos predigeridos de los universos de DC Cómics y Marvel para dar fin a una épica que no puede ser "rescatada" por los extraterrestres, tal como acostumbran sus paisanos cuando se les agotan las buenas ideas.
Auch.
EL EFECTO NOSTRADAMUS. Quizás por venir de una nación joven que se precia de no tener pasado sino futuro, se entrampó R.R. en más de media docena de profecías y pronósticos, la mayoría diseñados crematísticamente para crear el ambiente de un "policial" en el cual hay que averiguar quién cumplirá el glorioso destino del héroe.
Ideal para los cómics, tal recurso no sirve para terminar una zaga literaria porque, a diferencia de las historietas, quienes leen los libros SÍ se dan cuenta cuando algo contradice todo lo que se ha dicho desde el principio.
Como su otra sensei, Martin sabe que es víctima de las promesas de su bocota: la señora Rowling se enredó orgullosamente a sí misma al decir que el final de Harry Potter estaba escrito desde que ella comenzó el primer libro y que no iba a cambiarlo.
Gran error. En los años que le llevó escribir la historia del pequeño mago ella evolucionó: como persona y como escritora.
El final "ya escrito" de HP no podía tener la riqueza que recogió cuando el huérfano maltratado por sus tíos se volvió tan famoso en la realidad como dentro de la ficción.
La magia no sólo cambió la vida de Harry Potter. También, cambió la de Joanna por siempre y para siempre.
Y él final que ella escribió en sus inicios seguía viendo la vida con ojos asustados de alguien que no sabía que podía salvar el mundo.
Es probable que la posterior pieza teatral, adulta y burlona, quisiera borrar el error de novata.

DESDE LA ILÍADA. En Westeros las cosas no son tan fáciles. Ahora que el apocalipsis zombie DEFINITIVAMENTE llegó con el invierno pero no se fue con la primavera, George R.R. Martin podría convertirse en el escritor con más lectores simultáneos en varios idiomas en la historia de la Humanidad...
...
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... si se dignara a terminar Vientos de Invierno. Libro que, se supone, hubo que postergar para no sabotear el final de Games of Thrones.
El problema es que, para completar sus DOS últimos obras Martin precisa de una podadora talla Drogon que pueda cortar los muchos nudos argumentales que no van a ninguna parte y que los showrunnes - sabiamente - decidieron ahorrarle al presupuesto de HBO.
No: Weiss y Benioff se quedaron con la hazaña de una tragedia que combina "El Derecho de Nacer", "La Importancia de llamarse Ernesto" y la siempre triste historia de la mujer para cuyo rescate se fletaron 1.000 barcos: Helena de Troya.
Quizás, como con la hija de Zeus, jamás sepamos que tan bella era la prometida de Robert Baratheon.
Lo que sí sabemos es que su encanto inició la historia de amor que acabó con una dinastía de 1.000 años.
Y ni siquiera la princesa de Esparta logró eso.

EL FANTASMA DEL DECAMERON. Para colmo, el escritor de Jersey no tiene excusas: hace más de 600 años el bastardo de un mercader del cual no se sabe a ciencia cierta dónde nació pudo terminar un libro para "amenizar" una epidemia que lucía más como el Fin del Mundo que la actual.
Precursor en Europa de la novela corta, este italiano de baja cuna logró situarse nada menos que entre Petrarca y Dante como uno de los padres de la literatura en esa lengua.
No se llamaba Jon, pero si Giovanni así que casi no parece coincidencia.
¿Podrá George R.R. reencarnar, a la vez, a Shakespeare y a Boccacio, dándole a su zaga un final que haga felices a sus fans sedientos de sangre y resolución?
Todo parece indicar que NO y que el coronavirus le haría un favor si le evita la humillación de que la audiencia se de cuenta de que, luego de decir que a él TAMPOCO le gustó el final de Juego de Tronos, es incapaz de proporcionar uno que - a la vez - resuelva sus enredos y quede mejor.
¿Morir de COVID y dejar su obra inconclusa como Turandot...
... O sobrevivir para dejarla inconclusa... como un pendejo? ...
Gracias al suyo, el "To Be o no To Be" casi no resulta un dilema. Doble "auchh".

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