domingo, 12 de octubre de 2014

... Y AHORA, UNA DE VAQUEROS

                                                                   ELIBETH EDUARDO

En la "República del Ruido", como la llama mi amigo Adolfo Manaure, lo único difícil de hacer es aburrirse.
La dinámica informativa es vertiginosa pese al cerco mediático impuesto por el gobierno y sus testaferros. Incluso cuando no pasa nada estos se inventan cualquier vaina para distraernos como fue la muerte del cantante Chayanne el pasado jueves. 
Un pote de humo que, seguramente, echó a rodar la #TROPA para sacar de las redes sociales la epidemia de chikunguya, la fuga de cerebros, la escasez de desodorante, champú, baterías de carro y jabón de lavar; además de hacernos ignorar las macabras fotos del cadáver del diputado Robert Serra.
Lo más probable es que quisieran cambiar de tema con respecto  a la nueva "guerra a muerte" declarada entre las bandas armadas paramilitares del gobierno y la policía de investigación: el Cicpc.
Dicha guerra ¿civil? que, por lo visto, no será de baja intensidad como la que ha protagonizado la delincuencia en contra del resto de la ciudadanía es, por decir lo menos, sorpresiva.
Me hizo recordar esos tiempos en qué los intentos recentralizadores del gobierno de Caldera II ocasionaron protestas de líderes y empleados de los ejecutivos regional y municipal.
Era algo nunca visto: los gobernadores contra el gobierno... demostrando que el "statu quo" no incluye ni de vaina a todos los integrantes del Estado ni supone paridad en los recursos del poder. 
Además, en las tiranías el único orden establecido es el del gobernante... y su oligarquía.

EL DISCURSO DE BANE. Confieso que cuando escucho sesudas sentencias sobre el por qué hace falta un proyecto país que renueve (en realidad, pulverice) el statu quo, me preocupo. Mucho. 
Se nos olvida que esa "estrategia" ha caracterizado a todas las "revoluciones" desde la Francesa, incluyendo la versión ficticia más reciente de ese proceso en que la "toma de los medios de producción del pueblo (the people), por el pueblo y para el pueblo" que encabeza el villano Bane en la película de cierre de la trilogía de Christopher Nolan de "Batman, el caballero de la noche Asciende".
El discurso de Bane recuerda aterradoramente los que Dickens destaca en su novela sobre la Revolución Francesa "Historia de Dos Ciudades". Unos y otro encubren el resentimiento y el deseo de destruir el Estado solo para dejar la seguridad en manos de mercenarios que resguardan solo los intereses de los líderes. No más. 
El ciudadano común queda en manos de ladronzuelos y "pranes" que se reparten las calles. Así, the people pierde la soberanía en ciudades donde se "privatiza" el espacio público para transformarlo en el coto, en la propiedad del más fuerte: el ejército de mercenarios de Bane en la película de Nolan. Los "colectivos", en la versión criolla de esta historia de mentirosos.

CUENTOS DE CAMINOS. Es curioso sin embargo que, sin un Batman a la vista, un cuerpo policial haya recordado la frase del detective Foyle, el peor enemigo del hombre murciélago que muere en la calle cuando se da cuenta que Batman ha vuelto a rescatar Gótica. Con su acciones, al igual que Foley, los Cicpcs parecen decir: "Sólo hay una policía en esta ciudad", asumiendo el precio de oficiales caídos que, seguramente, causará este enfrentamiento.
Nunca antes tantos dijimos "Amén", rezando a Dios por el éxito de una iniciativa de este cuerpo policial. 
Preocupa a los venezolanos de aquí y del resto del planeta qué precio tendrá el duelo de vaqueros que ha decidido el gobierno quizás tratando de recuperar el control de las calles ahora en manos de los colectivos que, tambien, aterrorizan las llamadas "zonas de paz": las más peligrosas del país debido a los robos, asesinatos y extorsiones que las autoridades no logran evitar.
Frente a este ambiente de guerra es curioso que el hombre fuerte del PSUV, de la Asamblea y de las Fuerzas Armadas Nacionales (tiene fuertes vínculos con todos los que están, han estado y, posiblemente, estarán en el Alto Mando Militar) diga ante los medios que teme por su vida.
Alguien debería señalarle que es una falta de respeto que pida que lo acompañen a una Asamblea Nacional en la que hizo pataer a los diputados Julio Borges y María Corina, mientras en sus alrededores, todos los días, hay decenas de atracos, heridos y muertos.
La respuesta correcta a ese repentina vuelta a la mortalidad es: "ya era hora". Es bueno que diosdado Cabello sienta el miedo que recorre a todos los que nos movemos en las calles de Venezuela.
Sin quejas. Sin shows. Sin llorar. Nadie le cree la historia de vaqueros de que él - con todo el resguardo que lo sigue - corre más riesgo que los demás.
Que se deje de cuentos de caminos traídos desde El Furrial. Después de todo, verdugo no pide clemencia. 
La pregunta es si, de verdad, ¿Uribe los tiene locos? ¿O si en el guión que han armado- como en la película de Vaqueros contra Alienigenas - los Expedientes X se quedaron cortos? 
Mientras, como dicen las (absurdas) cuñas de las situaciones extremas que se inventa el canal Syfy, por favor, intenten no morir.


Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

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