domingo, 15 de abril de 2012

CON LOS NAZARENOS SUELTOS

ELIBETH EDUARDO

Recientemente han coincidido en sus opiniones mi amigo Adolfo Manaure (@Amanaure) y el maestro Fausto Masó (@faustomaso): el Presidente va a utilizar el drama de su enfermedad hasta las últimas consecuencias.
En el caso de Adolfo, él no duda de que la nomenklatura y la inteligencia cubana lo van a convencer del valor invencible de la telenovela caribeña... pues ellos la inventaron. Masó, por su parte, considera a Voldemort (El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado) un actor bastante aventajado, ideal para interpretar el papel de víctima moribunda.
Por mi parte, no coincido con Manaure en creer que dicha estrategia pueda resultar, efectivamente, "invencible" o, tan síquiera, suficiente. Tampoco me convence la hipótesis de Masó de que "renunciar a su candidatura en beneficio del pueblo" al reconocer que no puede completar el próximo período le permitirá al Presidente que tal acción sea vista como "inmolación" o "sacrificio" y, por tanto, le permita "endosar" a un "elegido designado" los votos necesarios para una suerte de "tele-triunfo".
Cierto que el "sacrificio" es una noción poderosa, consistente con el drama telenovelero montado actualmente pero no tenemos aqui el caso de los Castro: no hay manera, en mi opinión, de que ningún "elegido" pueda pasar por ser apenas una marioneta de nuestro señor Presidente, hablando y actuando en su nombre.
Sólo puedo pensar en un funcionario con tan gris perfil y dudo que su estancia a los pies de la cama habanera del enfermo sean suficientes para endosarle TODOS sus votos y simpatías. Ni siquiera antes de que le declarara - innecesariamente - la guerra al tercer sexo para ganar unos (pocos) votos propios, insultando al rival de todos los (muchos) aspirantes oficiales.
Y eso que dicen que el líder máximo y sempiterno es el único...

Y DÓNDE ESTÁ EL GOBIERNO?
Pero, lo que me hace dudar más de la propuesta de Masó es que, aunque el gobierno como colectivo es un total y absoluto fracaso en cualquier orden, ciertamente, Voldemort y su carisma logran dar la impresión de tener cierto control sobre todas las cosas.
No obstante y a pesar de los gabinetes televisados, esa impresión de control cada día es tan distante como el Presidente: enfrentamientos entre "colectivos"; secuestros y muertes de figuras públicas y/o diplomáticas: apagones, derrames, explosiones en refinerías y un muy largo etcétera dan una clara impresión de que no solo no hay quien mande sino que, además, los designados a cargo son de una ineficiencia fatal..
El colmo es que se ha señalado e intentado decir que la ola de terror delincuencial es parte de un Plan Maestro de la oposición para hacer ver que el gobierno ha perdido el control y, con ello, forzar un golpe. Una suerte de nuevo 11 de abril.
Si así fuera, al oficialismo debería darle vergüenza... pues la oposición ha logrado joderlo con el mismo truco 2 veces y nunca como hasta ahora pues los últimos incidentes con funcionarios diplomáticos dejan, al menos frente a América Latina, la sensación de que el gobierno perdió la guerra contra el hampa.
Y, por las declaraciones del ministro en Interiores (mejor nombre para su condición) ni siquiera se han dado cuenta de que, frente a pranes y capos, perdieron de calle...

EL LABERINTO DE DAVID
Pero la peor derrota simbólica no viene por la pérdida de control sino por la imposibilidad de inculpar a la oposición. Más allá de la manipulación de las imágenes del 11 y 12A, nada de lo dicho por ninguno de los funcionarios diplomáticos víctimizados apunta hacia la alternativa democrática.
Lo que es peor, un autogol horroroso casi que dirigió la mirada directa al Miraflores... en manos del VP: los anuncios de realizar allanamientos a la otrora llamada "Torre de David", convertida en el primer "cerro" de concreto de este gobierno y en un "barrio" de altísima peligrosidad, como han señalado los vecinos.
Es como si hubiesen dicho que iban a allanar (casi) el Sambil Candelaria. O los hoteles de Plaza Venezuela. O el 23 de enero. O Miraflores y Fuerte Tiuna juntos: no hay manera de que se pueda decir eso y que fue la "oposición" al mismo tiempo.
Porque los sitios mencionados están llenos de refugiados sometidos a férreo control gubernamental, casi en un régimen cuartelario y/o carcelario. Es casi reconocer que hay "complicidad" oficial: es hablar de delitos cometidos por presos. O casi.
De allí que pase algo aún peor, no registrado por la prensa: no es que el gobierno ha perdido la batalla contra el hampa... el gobierno LIDERA al hampa. La protege. La indulta. Le proporciona sus herramientas de trabajo es decir, armas y municiones.
Y esta terrible confesión es necesaria para que creamos que si Chávez pierde "bajarán los cerros" y no quedará "piedra sobre piedra en el Este de Caracas".
La amenaza de Tierra Arrasada solo tiene sentido si se controla a los sectores pobres o, mejor, a lo peor de los mismos: al lumpen marginal que no respeta ni a sus vecinos de calle, barrio o cerro.
También por eso, al final, no hubo mayores "procedimientos" a la Torre de David. Por eso no la desalojan pese al clamor de la comunidad: para que la amenaza siga allí, latente. Agazapada. Fea, grande e imponente. Un recordatorio permanente del terror por venir...
La única falla en tan maquiavélica estrategia es que ya no hay forma de convencer, ni siquiera a sus partidarios, de que tienen control sobre el terror. Ni de que puedan tenerlo en el futuro para evitar, por ejemplo, que los rojo-rojitos sean víctimas del hampa como el resto de nosotros.
Por el contrario, cada día parece más claro que la única manera de acabar con esta "guerra civil de baja intensidad" es cambiar al gobierno: arriesgarse a ver si pueden cumplir con la promesa de tierra arrasada, toda vez que no cuenten con los fondos públicos para mantener a sus bandas (colectivos) mercenarias.
Yo apuesto - puyas contra dólares - a que , si no hay real, no hay miltancia armada.
Y la raspada actual de cuanta olla tiene el gobierno es solo una muestra de que ellos no creen que los votos (ni las botas) les alcancen para retener el poder después de octubre.
Algo sabrán que nosotros no. Digamos: "Amén".

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