domingo, 18 de marzo de 2012

LA REPÚBLICA DEL RUIDO

ELIBETH EDUARDO
Una de las cosas fuera del currículum que me enseñó mi muy amada U U UCV fue algunas de las técnicas de la llamada "guerrilla albanesa", refiriéndose a los métodos pasivo-agresivos de hacer la lucha por la "liberación de los pueblos"... y demás pendejadas "tácticas" de la izquierda de todos los tiempos.
Así, desconfió estructuralmente de la gente que "conversa" en voz alta en las camioneticas o el metro, especialmente si uno o dos "extraños" se apresuran a coincidir con él en que las universidades públicas perdieron los ideales del país y la sintonía con el pueblo; las privadas forman burgueses sin corazón y no profesionales al servicio de la patria; los comerciantes y empresarios son hijos de puta sin descendencia y por eso no les duele Venezuela; los malandros son un invento de la "derecha" para poner al pueblo contra el pueblo... Etcétera... Etcétera... Etcétera.

SI NO PUEDES CONVENCERLOS, CONFÚNDELOS
En mis días de estudiante, el M-19 (héroes románticos y audaces) entregaba sus armas mientras el Sendero Luminoso volaba otro oleoducto; se hablaba de la posmodernidad, la perestroika y el fin de la historia... Del Caracazo. De la caída del Muro de Berlin.
Estas dos últimas cosas complicaron los discursos: lo que explicaba lo primero contradecía lo segundo. La "izquierda" perdía solidez argumental desde la Perestroika y, ahora, con este revés, como encontrar de nuevo validez?
Así que las viejas estrategias para formar matrices de opinión ya no aludían (tanto) al elemento ideológico... que parecía (irreversiblemente) muerto y desterrado de la realidad política pese a Castro... Pues China volvía, de a poquito, a restituir el capitalismo privado.
Nadie podía, entonces, convencer a otro de ser revolucionario. Pero si se podía seguir hablando de las injusticias del capitalismo y la "maldad" de los valores de ese horroroso e inhumano sistema.
De seguro esos izquierdistas-izquierdosos-idealistas confundidos en cualquier parte del mundo son los padres y hermanos mayores de los indignados actuales: igual saben que en la izquierda ha habido y habrá siempre mucho pasado pero jamás nadie logró que hubiese futuro...

CADENA PERPETUA
No obstante, parece que mucha gente olvidó los mitines en las camioneticas; las clases sobre "deterioro democrático" de los notables y las innumerables "bolas" que circulaban por teléfono y, un poco más tarde, por e-mails.
Sin importar cómo hicieron para olvidar esos tiempos de bullicio, incertidumbre y agitación, hay que reconocerle algo a los que acogen la tesis de mi amigo Adolfo Manaure (@Amanaure) sobre la "República del Ruido": los avances actuales de la informática y las técnicas de desinformación del G2 han llevado la sobrecarga de información a donde nadie había llegado antes.
De hecho, Pedro Pablo Peñaloza (@pppenaloza) señaló (magistralmente) hace poco que "vivir en este país es más estresante que compartir cama con la protagonista de Medium": saber demasiado, puede ser un castigo...
Justo es reconocer que los cubanos tienen su mérito en esto. Como recoje Alfredo Sainz Blanco (@sainzblanco) en "La Vida de los Otros" (Exceso, Marzo 2012), son tan de cuidado que ni se detuvieron aplicando "la técnica" (espionaje electrónico) a sus propios maestros. Iguamente, aprendieron de los rusos "la piscológica": nociones y prácticas esenciales de inmovilización política, incluyendo el "ruido" que produce conductas de huida (emigración forzada) y desesperanza aprendida (anomia).
Por eso esta última campaña presidencial será una oda a la telenovela (cubana) como han anticipado Adolfo Manaure y, ahora, Fausto Masó (@faustomaso). Quizás hasta la musicalicen con boleros.
Igualmente, es seguro que será el epítome de la guerrilla comunicacional no sólo en el ataque sino en la desinformación. Serán cuñas cursis y arengas maliciosas. Rumores de asesinos seriales, intervenciones a bancos, cánceres que vuelven y golpes infinitos. Será la lucha de los machos contra maricos. De patriotas contra traidores. De cadenas continuadas e infinitas.
Hasta octubre será bueno no creer en cuentos... ni rumores de ningún tipo. Porque, lo único que lograremos extrañar, como dice Adolfo, serán los sonidos del silencio.

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