domingo, 4 de septiembre de 2016

LA BOLSA PROMETIDA


"Las cacerolas seguirán soñando: Son una forma de protesta pacífica. ¿Qué van a hacer los enchufados? ¿Quitarle las ollas al Pueblo?" @hcapriles
ELIBETH EDUARDO | @ely_e
Como todos los viernes, Café con CNN le propuso a su audiencia seleccionar el tema de la semana este 02 de septiembre, con la siguiente lista: 1) la destitución de la presidenta brasilera; 2) la visita de Trumph a México: 3) el plebiscito en Colombia; 4) las marchas en Venezuela y 5) el fallecimiento de Juan Gabriel.
A la audiencia le importó poco la intencionalidad del orden "sugerido" y la noticia ganadora fue la muerte del "divo de Juárez". Era previsible porque, como le explicó mi amiga Samantha Nicolás a su muy holandés esposo: "Cualquier persona que hable español en este planeta sabe quien es Juan Gabriel".
Sin discusión. Lo sorprendente fue que la "Toma de Caracas" (no "las marchas en Venezuela") le ganaron tanto a Trumph como a la salida de Rousseff.
Y, aunque la tuitosfera venezolana (dentro y fuera del país) sigue siendo grande y activa, ese resultado refleja más la ‎magnitud de la derrota simbólica que la "marcha del millón" le infringió al gobierno.

VOTOS, FIRMAS Y CALLE. Y es que, al final del día, muchos olvidamos lo que confunde a los extranjeros: Maduro es un gobernante legítimamente electo.
No obstante y siguiendo los pasos de su mentor, el presidente ha convertido su gobierno en una tiranía gracias a su reiterado irrespeto a la ley, a las instituciones, a la constitución nacional que juró honrar pero, sobre todo, al poder más representativo de la nación: la Asamblea Nacional.
Allí empieza su caída en esta larga cadena de errores que lo llevan al cementerio de los gorilas y dictadores: desconocer a la AN y su mayoría, fraguando una (ilegítima) Sala Constitucional que deja en ruinas al TSJ y que asesina a la República en cada sentencia. Retrasar el Revocatorio en 2016 y ‎"hacerse los locos" con las elecciones regionales que deben hacerse este año sólo han hecho evidente la sospecha de que la nomenclatura no es democrática.
Pero, para los defensores que aún creían en el golpe y en las firmas falsas, el 1S dejó en claro que los 8 millones de votos de diciembre no fueron un accidente: el PSUV perdió la calle. Ya no tienen ni pueblo ni votos.
De vaina le quedan las botas… Al menos por ahora.

AHORA ESTÁN VACÍAS. Y no es que pensemos (esperamos) que REALMENTE se esté fraguando un golpe: el gobierno domina el Alto Mando militar.
Pero no es accidente que seamos el único país de América Latina en que los golpes de Estado no los dan los generales: es una de las consecuencias del "pueblo en armas" del que hablaba RJ Velásquez al referirse a nuestro ejército y su origen popular.
Ahora el pueblo está correteando a Maduro y sus escoltas (uniformados o no) con unas cacerolas que, por desgracia, suenan por la razón histórica de este tipo de protesta: una pobreza creciente que incluye hambre y miseria. Lejos queda el 2002 en que sonaban por el despecho de un sector del país que no aceptaba el triunfo de Chávez.
Hoy, barrios populares y de clase media se preguntan si el gobierno cumplirá la promesa de llevar comida a cada familia a través de los CLAPs. No ha sido así: la bolsa prometida de productos de primera necesidad no llega a la mayoría, lo que nos deja sin opción (me incluyo) de comprar arroz, azúcar, harina de maíz, ni de trigo, desodorante, jabón para lavar o aceite vegetal.
Y, aunque la inflación ahoga, es la imposibilidad de encontrar estos productos básicos lo que hace las ollas sonar. Especialmente ahora: el 1S mucha gente desmontó mentalmente el discurso del gobierno y entendió que no está solo ni en sus miserias ni en sus reclamos.
Después de la (masiva) recolección del 20% el presidente debería renunciar pero no antes de pedirle a todos los gobernadores chavista que se lancen a la reelección…
… para darle la oportunidad al país de cobrarles en las urnas las bolsas que no llegaron, las detenciones y toda la represión.
Será un placer.

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