domingo, 5 de agosto de 2012

EL SANTO CRISTO DE LA GRITA

ELIBETH EDUARDO

No son muchas las regiones del país cuyas celebraciones tradicionales, casi siempre religiosas, no tengan algún elemento que las haga más africanas que coloniales... aunque sea la Colonia, justamente, la que incorporó africanos a esta Tierra de Gracia.
Margarita por un lado, Lara y los Andes por el otro tendrían la preeminencia de recordarnos la Colonia en sus celebraciones más auténticas, sin disfraces sincréticos como pasa con las festividades que recuerdan los ritos animistas de las estaciones.
No obstante, la realidad conspira hasta con la memoria popular. Por ejemplo, la celebración en honor al Santo Cristo de La Grita se ha visto entorpecida por la ineficiencia revolucionaria... aunque parezca un chiste.
Así, quizás la más importante de las celebraciones al Nazareno y que compite con la devoción por la imagen de la antigua basílica de San Pablo verá llegar -con suerte- una semana tarde a sus tenaces peregrinos porque la mala condición de las vías en el Táchira y la promesa de arreglarlas de emergencia retrasó la partida.
Y para nada: reportes provenientes de La Grita indican que repararon única y exclusivamente las 5 cuadras por las que iba a pasar Chávez... que ésta vez no lloró ni le pidió vida a la venerada imagen como hizo el año pasado, cuando pensaba que le quedaba bien mostrarse humano frente a su cáncer.

CAMINOS ROTOS
La peregrinación hacia el Santo Cristo no es lo único qué se atrasó por caminos en mal estado.
La Vuelta a Yacambú, competencia ciclística organizada en el estado Lara para "festejar" la candidatura del ex gobernador Reyes Reyes fue suspendida porque los atletas se negaron a que el tour fuera en una ruta digna de un deporte extremo.
De hecho, la Federación constató más de 10 huecos en menos de 5 km. Nadie dijo si eran grandes o pequeños pero, para que suspendieran, no deben haber sido insignificantes.
Quizás sea por eso que el candidato oficial se mueve relativamente poco. Con tantos huecos, no es fácil que pase su carroza por buena parte de las vías del país y, a estas alturas, ya es muy claro que él no puede prescindir de tal vehículo.
Claro, como pasó en La Grita y Antímano, los habitantes de cualquier "territorio visitado" por el candidato oficial ven disminuir la tasa habitual de huecos. Pero nada más eso porque, como demostró el acto de El Valle, ya no sólo no hay garantía de mayor seguridad ni antes ni después de la visita sino que, ahora, vemos que el tiroteo puede ocurrir antes inclusive de que la comitiva salga de la zona en cuestión. O, peor, que la policía sirve para reprimir la protesta por los muertos... pero no parta evitarlos.

EL NUEVO CANDIDATO
Y mientras los peregrinos de todo el país rezan porque Ernesto no complique aún más las destruidas vías del Táchira, pensando que, quizás, si logren llegar a tiempo a celebrar a Nuestra Señora de La Consolación para el 15 de agosto, una gorra tricolor desafía el estatus quo pendejo y tramposo, mientras sigue paseando por la llamada "Venezuela profunda", no importa si esta es blanca, morena, mestiza o negra.
Y ese desafío es, en sí mismo, es un nuevo camino que recoge los sueños y anhelos perdidos en la más sonora consigna de los tiempos del paro y la Plaza Altamira: "no tenemos miedo".
Hoy nadie dice eso. Todos tenemos miedo de los niños de la calle que se convirtieron en pranes y delinquen sin siquiera salir de la cárcel. Ya no necesitan escaparse. Peor: ya NO QUIEREN escaparse...
Sin embargo, la encarnación de un rumbo distinto a esta ruta infernal que hemos recorrido vuelve, inclusive, sobre sus pasos y coloca el pecho en los caminos donde le cayeron a tiros. Y sale ileso.
El mensaje es claro: el Santo Cristo de La Grita tendrá peregrinos a pesar de las dificultades.
Y, en este país, la esperanza aún camina por los barrios y los pueblos, con o sin gorra, sorteando obstáculos, huecos, agresiones y otras dificultades.
Octubre se acerca.
Pero no tenemos miedo.

Enviado desde mi dispositivo movil BlackBerry® de Digitel.

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