domingo, 3 de enero de 2010

2010, 2012 y otras leyendas urbanas de principios de año

ELIBETH EDUARDO

Lo confieso: aunque sentí curiosidad por ver cómo se las ingeniaban los gringos para salvar el mundo de la "profecía" de un pueblo que ya no existe al final decidí que ese augurio tampoco existía y me ahorré los reales de la entrada..
No obstante, creo que SÍ hay una profecía, un vaticinio que avanza y se hace más fuerte con respecto al 2012: más del 60% del país lo ve como la "fecha de vencimiento" del período presidencial de Hugo Chávez Frías, sin prórroga ni reelección posible.
Y, en lo que refiere a Venezuela, el evitar el cumplimiento de esa "profecía" de extinción presidencial es algo en lo que el Presidente se jugará la vida, con la misma intensidad que cualquier héroe gringo de la película "2012".

Todo comenzó en el 2010...
Aunque, no sin razón, habrá quien sitúe el comienzo de la actual etapa (y la que está por venir) en el 2007: pese al triunfo chavista en las presidenciales, 12 meses después no se logró la consolidación del proceso revolucionario. La "enmienda" constitucional perdió... por mucho o por poco. Perdió.
Luego, en el 2008 el oficialismo es derrotado en buena parte de las principales gobernaciones del país, incluyendo el triunfo opositor en la emblemática Alcaldía Mayor. De nada sirvieron las inhabilitaciones tramposas e inconstitucionales. Tampoco el "no volverán": los principales lugartenientes del comandante fueron derrotados, total y simbólicamente. Quizás por poco pero perdieron... TODOS perdieron.
Cierto también que, para muchos, este triunfo opositor fue de papel pues Chávez logró después que se aprobara la reelección indefinida y ha ido vaciando de atribuciones (más no de poder, para acrecentar su despecho) gobernaciones y alcaldías rebeldes... pero allí están: Ledezma, Salas, Rodríguez, Capriles, los dos Pérez y, especialmente, Ocariz, diciéndole al antiguo "titán": aquí estamos, ganamos con "los tuyos", aquí seguimos y, los que se tengan que ir (como Rosales)... también volverán".

Cuando el karma nos alcanza
Lo que "no volverá" serán los millones de renta petrolera, producto del barril a más de $120. Esa pérdida sin duda lo pagará el país pero será el comienzo de un nuevo modelo, confiemos que más exitoso que los tres (cacao, café y petróleo) anteriores.
Tampoco volverán la solidaridad y aplauso mundial que la chequera petrolera generaba: sólo los chulos del ALBA disimulan que HChF no les resulta un fantoche delirante. Aunque, tal vez, ni siquiera disimulan: los requisitos de admisión del ALBA nunca fueron los mejores ni se distinguieron por su buen gusto. Por ello, la alianza contó y cuenta con dos impresentables de marca mayor como Mel Zelaya y Daniel Ortega. Al lado de ellos, nuestro señor Presidente casi logra parecer como un "gentleman" de Sabaneta... Pero ni ellos logran que regrese su prestigio perdido. Todo lo contrario.
No volverán tampoco los días en que la palabra de Chávez sólo obtenía "bravo" y "amén" como respuestas en el corazón de los venezolanos de menores recursos: esos que lo siguieron ciegamente apostando a que, como el Flautista de Hammelin, los sacaría de la miseria. Nadie les dijo que los programas, invariablemente, eran barrio adentro... nunca afuera...
Igualmente, no estarán nunca más de regreso los días en que el mundo dudaba en sí era un visionario excéntrico producto de la zona intertropical o si es un nuevo tipo de dictador, a secas y sin llover.
Hoy el mundo tiene clara certeza de que la democracia venezolana intenta ser aniquilada desde las sedes mismas del poder: la AN, el TSJ... el Palacio de Gobierno ubicado en Miraflores.
La imagen del Chávez demócrata es una de esas cosas pérdidas en estas recientes batallas políticas y mediáticas que, ciertamente, "no volverán".

Espíritu Bicentenario
El tiempo se ha cumplido según las creencias de la logia y cábala chavista: han llegado al ansiado Año Bicentenario... Casi de vaina, pero aquí están..
Atrás quedó el amargo abril del 2002 en que pareció que la revolución mundial se había perdido en sus descuidadas, aún soñadoras pero siempre ineficientes manos. Ese robado mes de abril ya no cuenta sino para la propaganda.
Mucho más importan hoy aquellos esfuerzos de los Constituyentistas "impulsados" desde Miraflores que dieron los frutos necesarios: no tenemos período presidencial de 4 años con reelección consecutiva (a lo estadounidense) como quería el país porque la cuenta, sencillamente, no daba. Diseñado el período presidencial a la gringa (cuando aún no se asomaba el deseo vitalicio) no hubiese llegado el Comandante a la celebración de los Bicentenarios: primero del grito de Independencia y, después, de la firma como tal...
Hubo pues que meter tacos cuadrados en huequitos redondos y "sacrificar" (siempre en su nombre y por su bien) el deseo de las mayorías.
Claro, las cosas no son como uno las sueña: el primer bicentenario los agarra con la posibilidad de perder la Asamblea (el auténtico poder creado por la Constitución de 1999, según Ramón J. Velásquez) y con el pronóstico de que apenas podrán celebrar el segundo antes de hacer las maletas para salir de Miraflores, si se cumple la "profecía" que circula en las encuestas en este momento.
Para contrarrestar esto, el oficialismo en pleno recurre a lo conocido y nos amenaza con una leyenda urbana: una nueva Constituyente, full inhabilitados y con circuitos a juro que garanticen la mayoría.
Cuenta nuestro señor Presidente con todas las ventajas que le da el Estado para tratar de imponer una mayoría... aunque sea chica que de nada le serviría en una Asamblea normal.
Si llega hasta allí, se estará jugando a Rosalinda: si pierde, lo pierde todo.
Por eso bombardeará las nubes, desalinizará la Laguna de Tacarigua e importará electricidad de Trinidad (Colombia es el enemigo) para paliar "la cara fea" de la revolución bonita de manera tal de no perder la revolución mientras se celebra el Bicentenario.
Después de todo, un maestro de lo simbólico como Chávez entiende que la derrota... en el año que tanto peleó por presidir, es mucho más que un mal presagio.
Suena, más bien, como un epitafio


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