jueves, 18 de octubre de 2018

UNA ESTATUA PARA LORENZO MENDOZA

"Me alegra que no seas un héroe. Los héroes compiten por ver quién hace la cosa más valiente y estúpida. Y mueren", Daenerys Targaryen, GOT.

Elibeth Eduardo | @ely_e

Pese a que pretende mostrar cierto control económico con la cantaleta del Petro, el gobierno sabe que no puede ganar la Guerra Económica. No como quiere el resto del país.

Bajo la creencia (por ahora) de que la hiperinflación, el hambre y la miseria son buenos para su hegemonía porque impulsan la diáspora y – por tanto – aniquilan la disidencia, la nomenklatura se niega a realizar los cambios que hasta los cubanos le han señalado. 

Después de todo, ellos saben (perfectamente) lo que no funciona en economía.

De momento, todo es ganancia: era importante aplacar esa disidencia, doblemente feroz por culposa: en ella militaban quienes constituyeron la clase media más derrochadora de América Latina y que, pese a eso, votaron mayoritariamente por el fundador del Socialismo del Siglo XXI. Aunque ahora maten (o difamen desde sus medios) para que nadie lo recuerde.

Por otro lado, el presidente obrero está descubriendo que su padre político tenía razón y sus colegas de las empresas básicas, PDVSA y de las universidades son unos "desclasados burgueses" que (¡para colmo!) hasta se han leído a Marx, por lo que le reprochan su analfabetismo político multilingüe y funcional.

Por fortuna, la arrogancia e intransigencia de estos laboristas de parrillas y whisky les impide reconocer que el socialismo caribeño no es ni lo que ellos creían ni (tampoco) lo que querían.

Saben que llevaron al país y a los logros de la clase obrera a un suicidio, pero no están dispuestos a admitirlo.

Punto para Maduro.

PETRO-AVENTURAS. Volviendo al principio, todo el mareo del Petro es para que estos "camaraditas" y los milicianos que dirigen los CLAPs crean que, efectivamente, el gobierno está tratado de "ganar la guerra económica" para que vuelvan a comer completo. Como en los tiempos de los adecos.

Este lumpen facho (Fernando Mires dixit ) es incapaz de entender lo que TAMPOCO entienden la mayoría de los anclas y periodistas (no económicos) del país: los controles acaban SÓLO con las empresas y dejan intactas a la hiperinflación y el hambre.

Veinte años de este modelo prueban (en forma irrefutable) que los mismos aniquilan el empleo y la riqueza. Por eso nos hemos despedido en los últimos 10 de la movilidad social que nos hizo casi únicos en Suramérica durante la ultima mitad del siglo XX.

Pero la mayoría de las clases populares (incluyendo la llamada "clase media baja") están formadas en el estatismo económico socialdemócrata del cual la cúpula cívico-militar chavista es heredera.

He allí una de las razones (no la única) por la que Angel Orpeza tiene razón cuando dice que el gobierno viene ganando la guerra psicológica: el mayor servicio que el G2 le ha hecho a la revolución luego de dividir a la oposición.

LA IMAGEN DEL MALIGNO. El problema es que – aunque útiles como blancos – tanto Borges como Trump están demasiado lejos en la psicología del pueblo chavista o ni-ni crisis-resistente: no funcionan los villanos remotos.

Por fortuna, el señor Lorenzo Mendoza está apoyando la aspiración de un número importante de integrantes de la diáspora de que la arepa compita con el taco, la pizza, la pasta o el pan en la categoría de alimento autóctono que se volvió universal.

Y, como el gobierno sólo puede controlar parte de su producción mientras el resto de sus líneas lo compensan, se ha transformado en el chivo expiatorio de los chavistas de Facebook.

Por sus posts, el CEO de Polar constituye la mayor de sus amarguras.

No es para menos: pese a que lo tildan de criminal, aseguran que no es intocable y que se acerca la hora en que los productos de sus empresas sean devueltos "al pueblo", no ganan una toma sindical, nadie le quita el pasaporte y (¡qué bolas!) parece ser la única empresa autorizada para aumentar los precios en forma mensual.

Si bien todo ello lo hace su villano favorito, la frustración de los grupos chavistas va en aumento.

UNA FRANELA QUE DIGA. ¿Cuál es el poder que impide que Lorenzo Mendoza no llegue al SEBIN para que se suicide en él?, pregunta la #TROPA en Facebook, mientras distribuyen franelas con su cara que dicen: "SE BUSCA".

Pero nadie responde y – mucho menos – la verdad: que gracias a que Polar entrega (¿al costo?) casi el 50% de su producción el gobierno puede alimentar tanto a sus funcionarios como al sistema de bolsas y cajas CLAPs. ¿El costo? El resto del país no consigue Harina Pan.

Incluso, existen rumores de que grupos técnicos y gerenciales de Polar "asesoran" a las marcas gubernamentales en el caso de las pastas y harina de maíz.

Gracias a su "know how" se supo del desmantelamiento y saqueo en Lácteos Los Andes cuando se intentaba reactivar la producción. Sólo el consejo cubano de no matar de nuevo a la gallina de los huevos de oro nos ha salvado de la confiscación que garantizaría la hambruna: el holocausto absoluto del que ya hablan en Facebook.

Mientras, Mendoza junto con todas las empresas y empresarios que quedan en el país son un símbolo (real) de resistencia que merece que le pongan su nombre a la Troncal 9.

O, por lo menos, le otorguen su propia plaza.
Ese momento llegará… cuando volvamos a unirnos con la liberación del país como objetivo.

Como siempre, movilizar la (debilitada) maquinaria electoral es un buen lugar para empezar.

Y es un error no reconocerlo. Uno más.


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