lunes, 31 de diciembre de 2018

EL HOMBRE

"[En EE. UU. de América] donde todo hombre que no sea negro puede hacer realidad sus sueños", Duckman.

Elibeth Eduardo | @ely_e

No importan los esfuerzos sobrehumanos que hace Vladimir Putin por convencer a su país de lo contrario: la Guerra Fría terminó.
Tampoco que Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Diosdado Cabello desvaríen  al corear la lista de deseos del mandamás eslavo: hasta China reconoce que los rusos perdieron pese a que el sociocomunismo-soviético es la forma más útil para permanecer en el poder que se ha inventado desde los imperios esclavistas. 

No obstante, el sistema parido por la revolución bolchevique no ha dado señas en su historia de mejorar los resultados de gestión de Nerón o Calígula. Hasta Gengis Khan luce tolerante frente a los redentores de sus pueblos que siguen a Marx.

Por suerte, si alguien es lo bastante ciego para dudar, los resultados de NorCorea, Cuba y Venezuela son In & Im: indiscutibles e impresentables.
La pregunta es ¿por qué algunos actúan como si estuviera caliente la Guerra Fría? 
La respuesta es que su fin aún es reciente y buena parte de nuestro cine/literatura responde a la realidad de la post-Guerra Mundial. 
Ian Fleming y John Le Carré son quizás los autores de esa época cuyos personajes mejor han logrado adecuarse al siglo XXI, permitiendo a sus intérpretes ser aclamados como Daniel Craig,Tom Hiddleston y Hugh Laurie por sus roles en Skyfall (2013) y The Night Manager (2016), respectivamente.

DESNUDEZ IMPERIAL. Pero fue Irving Wallace quien creó un dilema que parece "Made in Venezuela" en The Man, novela que fue redimida a propósito de Obama.‎
Y es que el escritor judíoamericano creó en 1.964 una "comedia de equivocaciones" que anticipaba la posibilidad de un presidente negro. Sólo que entonces estaba más cerca de ser una distopía y, aunque no podía ser tomada en serio, tampoco daba risa.
Ahora la historia de Douglas Dilman evoca a Donald Trump: el status quo detrás del complejo sistema electoral y sucesoral estadounidense permitió al neoyorkino ser el epítome del Efecto "Gatopardo" mientras que, en la ficción de IW, las intrigas condujeron a un cambio aterrador por revolucionario.
De hecho, la presentación del libro habla de avanzar a una "auténtica democracia" a partir de este "accidente legal", lo cual desnuda los claustros de poder de la nación líder de occidente desde 1945.
Vargas Llosa, a su vez, ha destacado que el "tercermundismo de Trump" evidencia que la "democracia perfecta" miente al hablar de "un ciudadano, un voto" pues ignora a grandes mayorías por motivos inconfesables.
El Hombre nos dice que este traje que dejó desnudo al Imperio es antiguo. 
Y hasta sus remiendos son viejos.

DESDE LA UE. La historia de Wallace es previa a la reforma 25va. de la constitución gringa y retrata maniobras que ha inmortalizada Kevin Spacey al encarnar al temible Frank Underwood.
¿Es coincidencia que tanto House of Cards como el relato de IW muestren la importancia capital del Poder Legislativo?
No: Michael Dobbs - creador de la novela que inspira la zaga de Netflix - es inglés y el Reino Unido se define por su Parlamento tanto como por su monarquía.  
Pero la dinámica del poder en este tipo de regímenes (como nos lo muestra la serie danesa Borgen) es apenas comprensible en países presidencialistas como los de América. 
Lo más cercano a una excepción es Bolivia, en donde la reforma constitucional previa a Evo creó un sistema cuasi-parlamentario que impidió el avance autocrático del líder cocalero aunque - por ahora - no ha logrado desalojarlo del poder.
En Venezuela, la malicia cubana dejó fuera de la Constitución de 1.999 instituciones como el quorom electoral o el ballottage que habrían detenido el ascenso tanto de Voldemort como de quien es su auténtico legado: Nicolás Maduro.

DEATH LINE. Lo cierto es que, para el Wallace del 64 la única manera en que un negro llegara al poder era que estuviera de tercero o cuarto en la línea de sucesión... y más de una catástrofe generaran un vacío de poder.
Justo en ese escenario estamos en Venezuela y, por ello, la pelea de los radicales "libres, dignos e impolutos" (pero sin votos, masas y maquinarias) se ha mudado de Plaza Altamira, Madrid, Washington y Bogotá a Pajaritos y San Francisco.
Tampoco tiene sentido (para ellos) atacar al gobierno sino a los diputados "unionistas" (¿sufragistas?) que conformarán la nueva Directiva de la AN desde el 5 de enero para constituirse en una suerte de triunvirato romano a partir del 10, cuando el gobierno - repentinamente - pase de ilegítimo a ilegal. Tal es el cálculo detrás del delirio de estos grupos.
Llama la atención que la santidad de sus motivos no les impulse a convocar unas primarias o exigir que sean los diputados más votados (o sus suplentes) quienes asuman la nueva directiva.
No: intentan desconocer los acuerdos vigentes pero sin proponer nada más democrático, transparente o conciliador.

LOS BIENAVENTURADOS. Ellos - como el chavismo y el madurismo - son depositarios de los métodos políticos de la Revolución Bonita y lo que fue la izquierda venezolana hasta Voldemort. Es decir, no saben fomentar nada distinto a la división.
No obstante, su olfato histórico es tan impecable como nauseabundo su oportunismo pues sólo respetan la majestad de la Asamblea Nacional cuando - casualmente - coincide con sus argumentos.
Como sea, hasta ellos han tenido que reconocer que la directiva parlamentaria que se instalará el próximo 5 de enero va a pasar a la historia, lo sepan o no sus protagonistas.
De cumplirse los pronósticos Guaidó, Zambrano y González podrían ser los próximos mártires de la República, inquilinos de la Tumba o Padres de la Patria.
Al igual que en la película que le dio todos los premios a Gary Oldman, los tres van a descubrir (sonriendo y con los dientes apretados) que las horas más oscuras de una nación no son los que se viven durante una guerra.
Las batallas políticas pueden ser tanto o más aterradoras.
E igual de mortales. Y definitivas.

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jueves, 18 de octubre de 2018

UNA ESTATUA PARA LORENZO MENDOZA

"Me alegra que no seas un héroe. Los héroes compiten por ver quién hace la cosa más valiente y estúpida. Y mueren", Daenerys Targaryen, GOT.

Elibeth Eduardo | @ely_e

Pese a que pretende mostrar cierto control económico con la cantaleta del Petro, el gobierno sabe que no puede ganar la Guerra Económica. No como quiere el resto del país.

Bajo la creencia (por ahora) de que la hiperinflación, el hambre y la miseria son buenos para su hegemonía porque impulsan la diáspora y – por tanto – aniquilan la disidencia, la nomenklatura se niega a realizar los cambios que hasta los cubanos le han señalado. 

Después de todo, ellos saben (perfectamente) lo que no funciona en economía.

De momento, todo es ganancia: era importante aplacar esa disidencia, doblemente feroz por culposa: en ella militaban quienes constituyeron la clase media más derrochadora de América Latina y que, pese a eso, votaron mayoritariamente por el fundador del Socialismo del Siglo XXI. Aunque ahora maten (o difamen desde sus medios) para que nadie lo recuerde.

Por otro lado, el presidente obrero está descubriendo que su padre político tenía razón y sus colegas de las empresas básicas, PDVSA y de las universidades son unos "desclasados burgueses" que (¡para colmo!) hasta se han leído a Marx, por lo que le reprochan su analfabetismo político multilingüe y funcional.

Por fortuna, la arrogancia e intransigencia de estos laboristas de parrillas y whisky les impide reconocer que el socialismo caribeño no es ni lo que ellos creían ni (tampoco) lo que querían.

Saben que llevaron al país y a los logros de la clase obrera a un suicidio, pero no están dispuestos a admitirlo.

Punto para Maduro.

PETRO-AVENTURAS. Volviendo al principio, todo el mareo del Petro es para que estos "camaraditas" y los milicianos que dirigen los CLAPs crean que, efectivamente, el gobierno está tratado de "ganar la guerra económica" para que vuelvan a comer completo. Como en los tiempos de los adecos.

Este lumpen facho (Fernando Mires dixit ) es incapaz de entender lo que TAMPOCO entienden la mayoría de los anclas y periodistas (no económicos) del país: los controles acaban SÓLO con las empresas y dejan intactas a la hiperinflación y el hambre.

Veinte años de este modelo prueban (en forma irrefutable) que los mismos aniquilan el empleo y la riqueza. Por eso nos hemos despedido en los últimos 10 de la movilidad social que nos hizo casi únicos en Suramérica durante la ultima mitad del siglo XX.

Pero la mayoría de las clases populares (incluyendo la llamada "clase media baja") están formadas en el estatismo económico socialdemócrata del cual la cúpula cívico-militar chavista es heredera.

He allí una de las razones (no la única) por la que Angel Orpeza tiene razón cuando dice que el gobierno viene ganando la guerra psicológica: el mayor servicio que el G2 le ha hecho a la revolución luego de dividir a la oposición.

LA IMAGEN DEL MALIGNO. El problema es que – aunque útiles como blancos – tanto Borges como Trump están demasiado lejos en la psicología del pueblo chavista o ni-ni crisis-resistente: no funcionan los villanos remotos.

Por fortuna, el señor Lorenzo Mendoza está apoyando la aspiración de un número importante de integrantes de la diáspora de que la arepa compita con el taco, la pizza, la pasta o el pan en la categoría de alimento autóctono que se volvió universal.

Y, como el gobierno sólo puede controlar parte de su producción mientras el resto de sus líneas lo compensan, se ha transformado en el chivo expiatorio de los chavistas de Facebook.

Por sus posts, el CEO de Polar constituye la mayor de sus amarguras.

No es para menos: pese a que lo tildan de criminal, aseguran que no es intocable y que se acerca la hora en que los productos de sus empresas sean devueltos "al pueblo", no ganan una toma sindical, nadie le quita el pasaporte y (¡qué bolas!) parece ser la única empresa autorizada para aumentar los precios en forma mensual.

Si bien todo ello lo hace su villano favorito, la frustración de los grupos chavistas va en aumento.

UNA FRANELA QUE DIGA. ¿Cuál es el poder que impide que Lorenzo Mendoza no llegue al SEBIN para que se suicide en él?, pregunta la #TROPA en Facebook, mientras distribuyen franelas con su cara que dicen: "SE BUSCA".

Pero nadie responde y – mucho menos – la verdad: que gracias a que Polar entrega (¿al costo?) casi el 50% de su producción el gobierno puede alimentar tanto a sus funcionarios como al sistema de bolsas y cajas CLAPs. ¿El costo? El resto del país no consigue Harina Pan.

Incluso, existen rumores de que grupos técnicos y gerenciales de Polar "asesoran" a las marcas gubernamentales en el caso de las pastas y harina de maíz.

Gracias a su "know how" se supo del desmantelamiento y saqueo en Lácteos Los Andes cuando se intentaba reactivar la producción. Sólo el consejo cubano de no matar de nuevo a la gallina de los huevos de oro nos ha salvado de la confiscación que garantizaría la hambruna: el holocausto absoluto del que ya hablan en Facebook.

Mientras, Mendoza junto con todas las empresas y empresarios que quedan en el país son un símbolo (real) de resistencia que merece que le pongan su nombre a la Troncal 9.

O, por lo menos, le otorguen su propia plaza.
Ese momento llegará… cuando volvamos a unirnos con la liberación del país como objetivo.

Como siempre, movilizar la (debilitada) maquinaria electoral es un buen lugar para empezar.

Y es un error no reconocerlo. Uno más.


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viernes, 21 de septiembre de 2018

CUANDO PETER ATACA

"Tiene razón entonces Nicolás Maduro al hablar de "guerra económica". Para él la economía es un arma de destrucción masiva", Fernando Mires.

Elibeth Eduardo | @ely_e

Eran los tiempos en que Bruce Willis instaurada en nuestro inconsciente colectivo la imagen de un héroe herido aunque invencible mientras los gringos descubrían que el Rockefeller's Center ahora era japonés.
Conceptos como Cultura Corporativa, Calidad Total y Productividad eran los habitantes de los libros que poblaban las librerías: manuales del éxito en el nuevo mundo.
Entre las decenas de nociones que surgieron hacia las décadas finales del siglo XX, uno de ellos atormentaba a los ambiciosos que anhelaban el rápido éxito profesional: el llamado Principio de Peter. 
Según el mismo, toda persona asciende hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia y es incapaz de darse cuenta de que el ascenso recibido (o por recibir) será para algo que hará mal.
La creencia común es que este concepto advertía que cualquiera de nosotros podría sufrir del "Síndrome de Peter Pan" en el ámbito profesional.  Sólo que mientras el personaje de fantasía NO QUERíA crecer, las víctimas de la versión profesional no eran conscientes de su mal.
¿La causa del síndrome estaba en el deseo inconsciente de evitar ser "adulto" (responsable del trabajo de otros) en el aspecto laboral?
Tal vez. Pero nunca me atreví a preguntar.

EL ENEMIGO EN EL ESPEJO. La verdad es que el "Principio de Incompetencia de Peter" (PIP) fue expuesto en una tesis de grado de Ciencias de la Educación presentado en la Universidad del Sur de California por Laurence J. Peter, cuyos resultados fueron recogidos en el libro The Peter Principle (1969).
Luego de observar estructuras, jerarquías e ineficiencias organizacionales, en especial por parte de empleados públicos, el autor coincide con Ortega y Gasset: el primero en dejar constancia de este fenómeno en 1910. 
Según el pensador español:
"Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".

Lo peor es que, aunque ninguno de los autores lo menciona, el cielo es el límite: la incompetencia es más evidente mientras más alto y poderoso es el cargo, en especial si es la política y no los méritos lo que determina el nombramiento. 

PRUEBA DE CONCEPTO. Al igual de lo que ocurrió en los países de la esfera soviética, Venezuela se ha convertido en un gran laboratorio psico -social - económico en el que se verifican experimentalmente teorías que sería reprochable intentar probar en grupos humanos.
Volviendo al PIP, el que la eficiencia de las empresas privatizadas en los 90 (como CANTV o Sidor) se haya venido a pique en los últimas dos décadas es suficiente demostración.
Otras organizaciones que mejoraban con meritocracia como Hidrocapital o el Metro de Caracas han tocado fondo debido a una larga cadena de incompetentes en puestos demasiado técnicos y altos como para que su (in) acción resultara inocua.
Quizás las pruebas más contundentes sean las dos empresas más exitosas que el Socialismo del siglo XXI pulverizó: por un lado, la centenaria Electricidad de Caracas que nos libro de grandes apagones hasta que Corpoelec se la tragó.
Del otro lado está PDVSA, la cual pasó de ser una de las cinco productoras estatales de energía más importantes del mundo a triplicar su nómina, importar gasolina y ser casi incapaz de producir crudo. Los dos últimos en sólo un lustro.

EL FIN DE LA INERCIA. El caso de la petrolera estadal es muestra de que el incremento de personal "se hace para poner remedio a la incompetencia de los superiores jerárquicos", entre otros males.
Claro que esto no impide que las cientos de nuevos empleados no sean ascendidos a sus respectivos niveles de incompetencia... con las consecuencias previsibles.
Así, veinte años de cultivar y premiar a los inútiles se comieron los excedentes en agua, electricidad, gas y orimulsión que tuvieron algunas regiones e impidieron las mejoras en el ámbito nacional.
Ha sido el transporten sin embargo, el servicio en el que el deterioro fue más rápido y evidente (si cabe), en especial en la región Capital.
No sólo las nuevas líneas del Metro fueron retrasadas y/o detenidas: tampoco se avanzó hacia los Altos Mirandinos y se engañó una y otra vez al país sobre los avances del tramo Guarenas - Guatire.
Cosas similares pasaron en Valencia y Maracaibo. Ni hablar de los trenes de la región central que abaratarían el traslado de alimentos en todo el país. 
Ahora que la escasez (y costo) de los repuestos ha logrado arruinar a los transportistas, éstas obras dejarían tanto a Maduro como a su predecesor como próceres de la patria nueva.
Por el contrario, sus resultados ratifican por qué debe perseguirse a corruptos y dictadores: son armas de destrucción masiva que atentan contra los derechos humanos.
El ataque del Principio de Peter a todas las instituciones y servicios de Venezuuea nos transforma en un modelo para el mundo. 
Pero de lo que una sociedad - población o nación debe evitar a toda costa. Forever. And ever.
O morir en el intento para no lamentarlo.

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domingo, 19 de agosto de 2018

ECONOMÍA NARNIANA

"Si no puedes convencerlos, confúndelos", Ley de Murphy.

Elibeth Eduardo | @ely_e

No me gusta especialmente la serie The Magicians, pero los esfuerzos de los más frívolos de estos universitarios por gobernar un país imaginario que – al igual que la Ínsula Barataria – está en quiebra resulta casi la más entretenida de todas las aventuras mágicas de los protagonistas.
Y es que su ineptitud, arrogancia e ignorancia sobre temas económicos y/o de gobierno mete en problemas mortales a los jóvenes monarcas y, por supuesto, a sus súbditos.
Después de contemplar el manejo despiadado del poder en Games of Thrones o House of Cards, ver que el gobierno de un territorio luce como una matinée con guarapita de parchita en la mansión de la Barbie puede resultar hilarante. En realidad es aterrador.
Esa debe ser la intención del autor de las novelas, Lev Grossman: un esfuerzo por mostrar que ser responsables del destino de otros no es para amateurs ni – mucho menos – un juego de niños como podría pensar algún creyente de las historias sobre los infantes que viven la (breve) aventura de reinar en Narnia.
COMO EN LAS MALVINAS. Un sentimiento similar a esa combinación de gracia, ansiedad, estupor y hasta un poco de lástima fue la que tuve mientras el presidente Maduro se ahogaba de alergia (¿o era gripe?) mientras presentaba un programa de ajuste macroeconómico que, para muchos, resulta devastador. Incluyendo al mismo Maduro.
Sus síntomas denotaban que hubiese preferido no tener que comerse sus discursos de los últimos cinco años y – mucho menos – las palabras y acciones de su jefe desde su campaña presidencial en 1998.
Así, pese a sus promesas altisonantes de que ("ahora sí") estaban jodiendo a las "ratas" de las mafias del dólar, el efectivo y la gasolina, lo cierto es que la mitad de lo que dijo era la admisión de que su gobierno perdió la guerra económica… y parece que él no lo sabía.
Tanto su voz quebrada como su ahogo me recordaron algunos testimonios de argentinos asombrados cuando la dictadura de los coroneles perdió el conflicto bélico que había iniciado con Reino Unido para distraer a la población y lograr que un triunfo borrara todo el horror de su gestión.
– Che… pero si íbamos ganando… – decía el sollozante que le había comprado a un gobierno de esbirros algo que el deseaba (desesperadamente) creer.
La Guerra de Las Malvinas fue una de las peores muestras de lo que la profesora Gloria Cuenca denominaba el "voluntarismo anómico latinoamericano", encarnado en esa parodia de Bolívar que Gabriel García Márquez bautizó como Aureliano Buendía.
VARITA ROTA. La tristeza de Maduro por perder la guerra que, en realidad, le declaró Voldemort al país es nacionalmente compartida ahora que es claro que el "millardito" pedido al Banco Central nos puso en la ruta para vivir la peor hiperinflación de la historia de la humanidad, luego de dejar pálidas a todas las de América Latina. Lo más terribles es que el Galáctico no vivió para ver su "legado".
Una vez más el país entra en shock al "descubrir" que la Economía es una ciencia porque explica cosas que son inexorables y se rien (a carcajadas) de cualquier voluntarismo.
El reconocimiento presidencial de que "hicieron magia" para "cuadrar" el programa con el que esperan abatir la hiperinflación, destruir el paralelo y "recobrar" el control sobre la economía indica que ellos quieren estabilizar para volver a empezar a cometer los mismos errores. Cambiar la varita rota.
Lo peor es que quienes ahora acusan de criminal, neoliberal y/o comunista al "paquete" de Maduro en realidad padecen de su misma racionalidad: creen que la economía es cosa de magia.
Por eso esperan que regrese un país (que no volverá) donde se puede ser rico sin ser eficiente, productivo o trabajador.
Quieren un país con el bienestar y la prosperidad de los países que visitan o a los que emigran pero sin pagar impuestos, servicios o el valor de la gasolina.
Unos y otros quieren prosperidad con un ajuste que funcione pero que no cueste nada y, mucho menos toque sus privilegios.
Como niños, aspiran residir en un mundo de golosinas y almuerzos gratis.
Vivir en Narnia.
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martes, 17 de julio de 2018

LA OPEP BIEN VALE UNA MISA


"A veces la gente mira al cielo no porque crea en Dios sino porque busca a Superman", Homero Simpson.

Elibeth Eduardo | @ely_e

Considerado junto con el Rey Sol como "modelo" para los monárquicos franceses (sí, todavía quedan), ni siquiera la "pérdida" de la cabeza de su cadáver hasta 1919 impidió que Enrique IV de Francia y III de Navarra sea más recordado por su "oportunismo político" que por el amor que llegó a conquistar entre los más pobres de su pueblo.
La apócrifa frase que sus biógrafos siguen negando encuentra validación en que, al haberse convertidos DOS veces al catolicismo para acceder al trono de Francia, nadie parece dudar de que el marido de Margarita de Valois y de (humildemente) María de Medici pudo haber hecho la socarrona afirmación.
De seguro, François Raivallac lo creía cuando le causó un "despecho" mortal a punta de puñaladas el 14 de mayo de 1610.
Con todo, este Rey tenía más chance de recibir un milagro católico, apostólico y romano con todas las de la ley del que tiene la nomenklatura socialista, marxista, leninista y militarista venezolana de obtener un favor a través de cualquier rito.
Aunque naden en una piscina de agua bendita.

VULCANO Y LUCIFER. Y es que no cabe duda de que, en vista del marcado ateísmo de nuestros gobernantes, recurrirán a cualquier rito en distintos idiomas para resucitar a la gallina de los huevos de oro que, aparentemente, no saben que el Galáctico se comió en un chupe en el 2002. Anno Domini.
Entierros paleros, peticiones yorubas, purificaciones musulmanas, invocaciones a Vulcano y hasta ritos satánicos podrían ocurrir en los próximos meses si el "excremento del diablo" no brota a borbotones de los campos, estén o no en la Faja del Orinoco.
Todo ello obvia un detalle básico de cualquier petición al altísimo: quien pide espera misericordia.
De allí que podemos estar seguros de que la oración del General Quevedo será oída más no respondida porque, como le decía la monja recién ordenada de "Monseñor" a su amante, el obispo Flaherty luego de descubrir quién era:

– ¿Crees que Dios va a desperdiciar un milagro en nosotros?

No hace falta hablar de la respuesta. No obstante, vale la pena recordar: el que Dios (cualquier dios) responda a una plegaria es YA – de suyo – un milagro.
Lo que pide Quevedo, por tanto, es un rosario de portentos y bendiciones.

POPULE MEUS. La urgencia, sin embargo, no luce lógica: de momento el petróleo producido no sale del país por no darle el gusto a Conoco de que se cobre los dos meses de producción que le autorizaron a embargarnos.
Así que los tanques de almacenamiento están llenos y la única razón por la que no se están cerrando pozos debido a que no hay más espacio para almacenar es que la debacle ya los había cerrado.
El problema está en que la soledad es mala para las fotos y los únicos socios que parecen dispuestos a que el gobierno obtenga alguna platica del oro y otros minerales son los panas de la OPEP pues China y Rusia sólo invierten si de esa manera pueden recuperar el 150% de sus préstamos en los próximos 18 meses. Máximo.
Demostrarle a la OPEP que Venezuela puede seguir formando parte del club de reyes, autócratas y dictadores más antiguo del mundo es fundamental para tener mejores lugares para escoger a la hora del exilio. Haití, las estepas rusas y Varadero no parecen suficiente.
Así que la demanda de actos divinos poco tiene que ver con remediar las penurias de los enfermos crónicos, renales, de cáncer o hemofílicos debido a la falta de divisas para sus medicinas y tratamientos.

A DIOS ROGANDO. No. Es el frío cálculo de la propia sobrevivencia la que determina esta sorpresiva devoción, motivada por la necesidad desesperada de no achicar la tajada de los militares.
Quizás eso explique que el número de ascendidos al Alto Mando sea el menor del periodo chavista mejor que la mítica intentona Armagedón y casi tanto como la diáspora en desbandada que desmantela los cuarteles.
No dudo que pronto veremos una arenga "a lo Fidel" multiplicada por todos los miembros parlantes del Poliburó (la Primera Combatiente es como la H) pidiéndonos que unamos las manos para que llueva y se llenen los embalses; aumente la producción de petróleo; y se puedan redirigir los relámpagos del Catatumbo para electrificar a Maracaibo.
Claro, el gobierno deberá ampliar el espectro de dioses a quienes le pide: el catolicismo – para cualquier cosa – demanda culpa. Contrición.
Y la verdad es que ni los socios musulmanes tienen sentido del humor, ni se supone que los verdugos pidan clemencia.
Es claro que la OPEP – como París – bien vale una misa; el Cuartel de la montaña no está en Sorte y el Galáctico es eterno… pero no hace milagros.

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lunes, 25 de junio de 2018

EL MALQUERIDO

"Yo, yo, yo, yo sé que solito estaré / cuando me muera/ yo soy un hombre incomprendido / ni tú ni nadie me han querido/ tal como soy", Ismael Rivera: El Incomprendido.

Elibeth Eduardo | @ely_e

Era el año 1.989: el primero de enero la guerrilla que había hurtado tanques para sitiar el Palacio de Justicia, el M-19, había entregado sus armas. Pacíficamente.
En noviembre, una cadena de errores políticos y comunicacionales derrumbaría el símbolo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El muro de Berlín se vino abajo sin un solo tiro para tumbarlo. O defenderlo.
Pero, el 27 y 28 de febrero, Venezuela sería sacudida en lo más profundo de su autoimagen cuando "bajaron los cerros". Después del "Caracazo" el país no volvió a ser el mismo.
Días antes, en la Escuela de Comunicación Social de la UCV militantes de izquierda sólo querían escabullirse en el Hilton para ver al líder cubano que venía a la re – toma de posesión de Carlos Andrés Pérez.
La prensa mundial resaltaba el número de mandatarios asistentes y yo (ni izquierdista ni fan de Fidel) me di por servida al ver pasar seis presidentes incluyendo a Alan García quien tenía un aura de carisma deslumbrante.
Un silencio rotundo y repentino marcó su aparición: todas las conversaciones en las que intervenían mujeres se apagaron hasta que desapareció por la puerta. ¿Guapo? No sé. Pero inolvidable, sin duda.
360 GRADOS. Casi veinte años después, fue una Cumbre de las América en Lima la que generó titulares globales.
Aunque Cuba fue reincorporado en 2.015, Fidel no estuvo para ser (de nuevo) la estrella. Tampoco Voldemort, su discípulo más aventajado. La noticia era la exclusión del heredero de ambos.
Además, luego de pasar semanas vociferando por la afrenta y asegurar que llegaría para reunirse con los pueblos "como fuera", Maduro arrugó.
Sabía que no es Fidel. Tampoco un héroe: no quiso arriesgarse a que el gobierno peruano usara su aprehensión con la Interpol para tapar la renuncia de su propio presidente.
No. Pese a su corpulencia y estatura, prefirió pasar agachado y dejar a la diáspora venezolana con las ganas de gritarle "Tirano" o "Asesino" en sus cachetes.
Ni sus aliados lo querían allí a sabiendas de que sólo una semana después oficializaría lo que ya aseguraba el Grupo de Lima: que es un dictador,indigno de estar con los mandatarios legítimos de la región… Y Daniel Ortega.
Y es que los dos (el nica y el Nico) siguen los pasos totalitarios de Castro.
DÍAS DE GLORIA. Pero allí terminan las semejanzas. La Cumbre de las Américas es posterior a la caída de la URSS. Ergo, suceden al mundo que hizo de Fidel, Carlos "El Chacal" y el Che Guevara figuras míticas de la izquierda.
También sobreviven a los días en que el Comandante Galáctico repartía la riqueza petrolera venezolana en nombre de la última esperanza revolucionaria: el Socialismo del Siglo XXI.
Hoy, con PDVSA incapaz de exportar y hasta de producir petróleo, el heredero carece de los fondos y el carisma para que su nombre se sume al de Allende, los hermanos Castro o el innombrable de Sabaneta.
No, ahora que las naciones europeas fiduciaria de Fidel rechazan su juramentación como presidente, Maduro debe asumir que pasará a la historia junto a Pinochet, Mugabe y el "último rey de Escocia".
Pero es improbable que alguien le haga una película: será una figura oscura, de fondo en la historia épica del opositor que lo suceda. Sea quien sea.
Después de todo, gracias a su ruta a la primera hiperinflación "electrónica" en la historia de la Humanidad ya ha superado los errores heredados del Galáctico: hay TODO un desastre humanitario lleva su nombre. En mayúscula.
Del otro lado, quienes reclaman un líder para desplazar al régimen olvidan uno de los más meritorios gobiernos de la República Civil: el de Ramón J. Velásquez, quien no era visto como tal pero nos acercó visiblemente al país que soñamos. Poco apreciado y vilipendiado durante su gestión, Velásquez murió con la honra de haberle dado solvencia a la República en uno de sus momentos más oscuros.
¿Lección? Maduro está a tiempo de dar vuelta en U. Eso no lo hará más popular pero, quizás, logre sacarlo de la lista de reyes / gobernantes malditos cuyo ingreso se está rifando.
Y tiene todos los números.

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viernes, 18 de mayo de 2018

GILEAD O CUANDO LOS BUENOS SE EQUIVOCAN










"No dejes que los bastardos te opriman", The Handmaid"s Tale.

Elibeth Eduardo | @ely_e

"La luna sigue ahí. No la han cambiado". Esta frase es perfecta para ilustrar lo que siente alguien que ha perdido su sentido de identidad pero, sobre todo, de realidad.
Por eso su continuación ("Pensaré en la luna") es un genuino acto de resistencia: de esos que hacen falta para que no nos gane la desesperanza (ni la desesperación) en escenarios de extrema e impensable impotencia.
Tal forma de resistencia es la que relatan los ex prisioneros de la URSS, de los nazis o Vietnam. También es la visión de mundo que nos retrata la utopía negativa psicológicamente aterradora creada por Margaret Atwood.
Para nosotros (adolescentes en los 80s) el armagedón lo diseñaban los ingenieros: terminators, borgs y "divergentes"(manipulación genética) eran la tecnología del fin del mundo.
Pero la distopía teocrática que propone la autora canadiense nos recuerda que nuestra vida puede ser el infierno de otro mundo.
The Handmaid"s Tale muestra que se precisan pocas excusas para iniciar cualquier clase de exterminio… y que de buenas intenciones está empedrado el camino que conduce a los infiernos.
Aunque las piedras estén forradas en salmos.

EL ESCONDITE DEL DIABLO. Son muchos los pequeños y significativos detalles que hacen de "El Cuento de la Criada" todo un thriller.
Por ejemplo, horroriza que una nación basada en una visión occidental de la Biblia pueda superar las prácticas oscurantistas de las teocracias del Islam.
En lo personal, doy gracias a Dios por la certeza de que mi padre jamás se topó con este libro: para un hombre con cuatro hijas, Gilead es SU pesadilla.
Y es que esa nación que ocupa buena parte de lo que es Estados Unidos demuestra que ejecutar distopías totalitarias es más fácil que mejorar el mundo.
Después de todo, la humanidad tiene más práctica en oprimir y esclavizar que en salvar: todos los fundamentalismos (políticos, económicos, religiosos) que creen que SU verdad es LA verdad así lo indican.
Duele ver como gente educada, religiosa y bien intencionada hizo de sus hogares campos de concentración y anularon sus legados personales pensando que harían del mundo un lugar mejor.
¿En serio? Sí. Pero, como señala uno de los protagonistas:
"El que algo sea mejor no significa que lo es para todos".
Y allí está la tragedia de todas y cada una de las revoluciones.

DE A POQUITO. Para un venezolano que descubre esta metáfora, es doloroso constatar que el aprendizaje de la historia ha podido evitar esta desgracia.
No hay secretos: el socialismo real fracasó a ojos vista tanto en la URSS como en Cuba y China pero, además, la mayoría de los neo-autoritarismos tienen rasgos comunes.
El más triste de los mismos lo relata Atwood a través de Defred: las sociedades no se defendieron lo suficiente. Prefirieron la seguridad (y la comodidad) en lugar de la institucionalidad.
¿Por qué? Porque el siglo XX nos hizo olvidar la gran enseñanza del XIX: no hay democracia sin lo esencial de la República
Es decir, poderes públicos que se limiten unos a otros, con la ley por encima de todos y nadie por encima de ella.

Defred recuerda que nadie hizo nada cuando cerraron el Congreso luego de un atentado terrorista. Y, en ese contexto, no parecía grave que disolvieran la Corte de Justicia.
El ejército era suficiente para defenderlos de todo. Hasta que comenzó a cazar al pueblo. Para cuando la gente quiso defender el voto, los derechos a protestar, a tener bienes o un nombre propio, ya era tarde.
¿Y la comunidad internacional? Vetó, sancionó y bloqueó por delante mientras contrabandeaba por detrás. Pero con mucho bla bla bla bla.
Moraleja: renunciar a los derechos nunca es una estrategia. Siempre es un error que no salva vidas. Las quita.
La verdad es que hay demasiadas formas de equivocarse.
Después del #20M tendremos que unirnos y construir una transición que no nos permita olvidar (nunca más) que el voto es el principio, el medio y el fin de los procesos en paz.
Siempre lo será.
Enviado desde mi smartphone BlackBerry 10.

lunes, 5 de marzo de 2018

EL ESTALLIDO DE FEBRERO Y EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS

“Más allá de las trampas de la pasión; de las burlas brutales de las ilusiones y los espejismos de los desengaños”, Gabriel Garcia Márquez en El Amor en los Tiempos del Cólera

Elibeth Eduardo | @ely_e
Decía con frecuencia el doctor Ramón J. Veasquez en sus tertulias de los martes en la Fundación Francisco Herrera Luque que el había conocido tres Venezuelas.
Y eso no tenía nada que ver con el país “de colores” que, – por aquel entonces – era la “hipótesis” de Luis Pedro España y que replanteaba, también, las identidades regionales.
No. Las Venezuelas de RJV tenían más que ver con la ruralidad sometida del gomecismo y postgomecismo; los inicios de la modernidad petrolera y el desarrollismo con la caída de Medina y de los adecos primigenios, seguidos de Pérez Jiménez.
La tercera Venezuela era la democrática: esa en la que creció mi generación, la que siguió a la “boba” de Chirimos.
Tomando en cuenta que la “boba” corresponde a buena parte de los funcionarios civiles y militares que han liderado y gestionado estas dos décadas de chavismo, quizás haya que reconocer (desde lo más profundo de la náusea) que el primer psiquiatra psicópata de la revolución tenía razón.
LAS LAPAS DE LOS CACHICAMOS. Cuando se comenzó a hablar de Voldemort y, finalmente, se presentó como candidato, el Dr. Velásquez repetía con frecuencia – pero suavemente – que lo único nuevo bajo el sol de este país era la democracia, dejando en claro que el discurso del barinés ex-golpista no lo impresionaba.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Velásquez había tenido noticias de su carisma de cantante de música llanera y, por supuesto, sabia que la Academia Militar si hay algo que ha producido con regularidad y eficiencia es conspiradores.
Quizás hasta que la intervinieron los cubanos, consciente el Galáctico de que tantas espadas juntas requieren de muchas y muy bonitas mujeres para ser apaciguadas. O plata para tenerlas (a las mujeres, no a las espadas).
De allí el fundamental “programa de gobierno” que ha permitido todos los rebusques inimaginables a los uniformados y que nos ha traído hasta el actual valle inundado de lágrimas.
Destruyeron en la mitad del tiempo lo que a la República Civil le llevó 40 años construir con una sola ventaja: quienes no saben que Pérez Jiménez sólo ejecutó los planes que tenían los adecos en el 45 ahora saben que las cachuchas no son garantía ni de grandes construcciones ni de orden.
Pero si de dictadura.
ESE LUNES, 27F. No pude oír nunca más a Velásquez después de que comenzó la era chavista.
Pero cuando uno escucha a los grandes íconos de la diáspora como Boris Izaguirre o Juan Carlos Méndez Guédez decir que fue el 27F (no el chavismo) el momento en que la Venezuela que extrañan desapareció, sabe a lo que se refieren los gringos con la marca de una generación. Son las experiencias significativas y las vivencias compartidas de las que nos hablan los fenomenólogos sociales.
Todavía se discute el número de muertos. Hay quienes sólo recuerdan el saqueo y piensan que fueron esas imágenes los que marcaron al país hasta el día de hoy.
La verdad es que la cobertura mediática de los destrozos nunca más se repitió. Por si acaso: ya los medios no transmiten saqueos en vivo y el chavismo hasta lo prohibió.
Para los reporteros gráficos que trabajaron ese día (ver el libro “El Estallido de Febrero“) la “marca” del 27F y los días restantes fue la actuación de las FAN: la masacre en los barrios. Viendo los desastres colosales que ha habido en Cumaná y Ciudad Bolívar en los últimos dos años, habrá quien concluya que fueron los muertos los que definieron nuestros destinos luego de esa semana de terror.
De nuevo, puede que la fenomenología tenga una explicación más profunda y más simple: la experiencia colectiva, el trauma en nuestra sociedad de que “eso” nos pasara a nosotros es lo que la hace memorable. Quizás insuperable.
La buena noticia es que, gracias a la hiperinflación, la escasez y la agudización del déficit democrático, ya ni el chavismo celebra estos eventos… solo para evitar cualquier detonante.
Después de todo, el Caracazo (en teoría) pasó por muchísimo menos de lo que estamos viviendo en la actualidad. ¡Y nosotros que creímos que era el fin del mundo!
Pero fue sólo la burbuja, la ilusión de país rico el único “mundo” que se acabó. Y aun no queremos creerlo.
Que cosa.

lunes, 8 de enero de 2018

LECCIONES DEL FIN DEL MUNDO


“Los radicalismos de izquierda, de derecha o de nada, son pulsiones de muerte, subterráneos rencores que entorpecen para construir. [… En Venezuela] Son una plaga de langostas que malbarató la posibilidad del cambio” @CarlosRaulHer

Elibeth Eduardo | @ely_e
Contrario a lo que pueda creer la mayoría, todos los líderes opositores que anticiparon el Armagedón si no se realizaba el Referedum Revocatorio en 2017 acertaron con su consigna de “ahora o nunca”. Lo curioso es que lo hicieron estando totalmente equivocados.
Se sabe que la visión retrospectiva es 20/20. Por eso queda claro que los esfuerzos épicos que se realizaron en 2016 para lograr el RR merecían una mejor causa.
Y es que si la ANC soviética fuera seria, además de eliminar la silla eléctrica de la Alcaldía Mayor de Caracas borraría de la constitución en proyecto (que se sancionará en el 2000NUNCA) el referéndum revocatorio.
A fin de cuentas, los caprichos del CNE lo han anulado de facto desde 2003. El mecanismo – desestabilizador por diseño – sólo le servía al chavismo de los primeros años como esperanza de una rápida vuelta al poder en caso de un giro de la suerte.
Gracias al error abstencionista opositor de 2005 que permitió “PRIformar” el Estado, el RR es innecesario.
¿Pudo haberse logrado este referendo en 2016? Sólo en unas DÍEZ reencarnaciones.
FALSOS POSITIVOS. Más viable era ganarle la mitad de las gobernaciones al régimen y comenzar allí a desmontar su poder.
Es cierto: la política no es como la física y no tiene leyes inalterables. Pero el entusiasmo por el triunfo parlamentario hubiese permitido duplicar los actuales resultados y llegar a la (inevitable) negociación con mayor fortaleza: con menos muertos y frustración a cuestas.
Pero quienes izaron las banderas del paro y los “calle-calle” no ven su contribución al agravamiento de la situación de muertes por inseguridad, escasez, hambre y, ahora, hiperinflación que, por cierto, no estaba en la cuenta.
Para desventura del país, la mayoría de los políticos y periodistas no entienden de economía y, por tanto, no anticiparon en toda su dimensión la catástrofe que supone la quiebra de PDVSA.
En cambio, al igual que los personajes del Espejo Curvo de Chejov, prefirieron engañarse con lo mayoría absoluta de la AN, en vez de reconocer lo precario de la ventaja: apenas 56%.
Hiperinflación-Guerra-AN.jpg
EN DELIRIO. Tal cifra era para nada espectacular después de dos presidencias chavistas por lo que debió ser tomado con mayor humildad.
Es claro que los políticos opositores han fracasado en (re)conocer los talentos chavistas. Ni hablar de los radicales que repiten los errores de la violencia y el abstencionismo con una regularidad que se mueve entre la locura, la estupidez y el colaboracionismo.
No parecen entender lo que saben tanto el Estatuto de Roma como la Corte de La Haya: los regímenes dictatoriales y totalitarios funcionan como un ejército de ocupación. Es por ello que las “nomenklaturas” del mundo terminan tratados como criminales de guerra.
Además, los cubanos han demostrado su maestría en la guerra psicológica, aliñada con populismo: medidas como la fallida “Misión Pernil” y el reciente “Gammazo” son expresión de esto.
El objetivo final es mantener la indefensión aprendida y disolver la resistencia opositoras en micropartidos: que sean lo que fue (todavía es) la izquierda criolla.
STALINGRADOS. Por fortuna la “gran” derrota de las Municipales dejó muda a la – hasta hoy – gran figura abstencionista.
Obvio: el carnet de la Patria, la mudanza de centros y los apagones no impidieron que la existencia de testigos opositores así como una mayoría de verdad le arrebatara al gobierno el triunfo absoluto, incluyendo plazas simbólicas como San Antonio de los Altos o la indómita San Cristóbal.
No, ningún ventajismo fue suficiente para darle el gusto al diputado Cabello de colocar la bandera de “territorios liberados” en las plazas Altamira, Brión y Alfredo Sadel.
La llegada de la hiperinflación (“imposible en un país petrolero”) y el fin del mito de que “no se les puede ganar nunca y en ninguna parte” nos dicen que el “mundo” que conocimos en Venezuela – económico y político – murió en 2017.
Eso no hace que 2018 sea menos brutal pues los déficits económico-políticos de las clases pobres y medias las transforman en instrumentos de radicales de dudosa formación republicana-democrática.
El objetivo no es unir a la oposición sino al país para que se organice desde abajo (¿aprovechando los CLAP y Consejos Comunales?) para avanzar y resistir.
Y, por favor, respire. Intente no morir. Lo necesitamos para votar.