domingo, 18 de mayo de 2014

DOS SANTOS, UNA PRUEBA

"Todo parece imposible hasta que se hace", Nelson Mandela
ELIBETH EDUARDO
Hay semanas difíciles. Ya estaba lista para comenzar a escribir bajo el título de "Plan de Machete" - reservado para la próxima semana – cuando el artículo de un amigo me hizo pensar que era prudente retomar una consigna que las circunstancias del país no me ha permitido promover lo
suficiente: "escuche a un chavista y piense como él"… basado en el consejo de Mandela de que "hay que conocer al adversario, estudiarlo para poder vencerlo"… especialmente porque mi amigo sugería considerar la (trampa) de la Constituyente (si… otra vez con eso) porque, según algunas encuestas, un 30% del chavismo estaría de acuerdo con su convocatoria.
No me sorprende. Lo que no entendí es por qué alguien se alegra de eso.
Si tenemos en cuenta que el llamado "chavismo duro", radical,
seguidor de Voldemort y del plan de la patria se mueve, también, entre el 30 y el 33%, podemos pensar que son los mismos tipos. Y ese chavismo es el que quiere que ya no haya ni gobernadores ni alcaldes de la oposición y que nos hace alegrarnos de que Caracas no tenga estadio... ni paredón.
Paradojas aparte, a menos que esas encuestas me juren por este puñado de cruces de que ese 30% chavista que podría apoyar la Constituyente es justo la que piensa de Maduro que "ese tipo es un guevón" y de Cabello que es un grandísimo hijo de p…, ante esa posibilidad, ciertamente, yo sigo pasando. Gracias. Pero no, gracias.
Quizás la mía sea extrema cautela pero no me parece que esa bandera sirva para el fin mayor de ponernos a todos en el mismo lado (ni siquiera dentro de la oposición) pero, sin duda, puede ser útil para radicalizar la polarización que tradicionalmente, ha favorecido al gobierno.
Así que, mientras no sepa que tipo de chavista se plegaria a esa iniciativa, prefiero aplicar aquello de "frente a la duda, abstenerse".
Por si acaso.
EL PRÓXIMO DOMIGO. Pero, mientras todas estas cosas se revolvían ferozmente en mi cabeza sin dejarme dormir, recordé algo que medio país también debe haber olvidado: el domingo que viene hay elecciones. Dos. Y son importantes.
Claro, para los teóricos de la salida o - del mismo director - "Constituyente Now", unas simples elecciones municipales son fútiles frente a la necesidad imperiosa de que reconciliemos al país, de una vez por todas, por siempre y para siempre a través de una asamblea constituyente.
Veamos: ¿por dónde comienzo a argumentar que semejante pendejada no es cierta? ¿Por las desgracias de los amables margariteños que descubrieron que autoridades chavistas, colectivos y mortajas del cielo juntitas bajan? Tarde se dieron cuenta de que, como dicen uno grafittis que comienzan a recorrer la isla: "el hampa Mata, Figueroa".
¿O quizás debamos hablar del Táchira donde se cansaron de que a César Pérez Vivas le negaran hasta la solución salina para los hospitales y ahora tienen que lidiar con la misma falta de recursos más los delirios "magnicidas" de Vielma Mora?
Ni hablar de los zulianos que ya saben que no es preferible un gobernador chavista... ni que sea Arias Cárdenas cuya gestión actual no tiene nada que ver con la anterior, en los días de la república civil y democrática.
Les va mal a las localidades opositoras cuando, por berrinches abstencionistas, pasan a manos oficialistas. Eso es algo que está plenamente demostrado.
Pero, la mejor razón para promover una participación masiva en las elecciones de San Cristóbal y San Diego es la que está de moda: la resistencia civil que mantiene a miles de jóvenes en las calles.

DESOBEDIENCIA. Siempre he creído que la sabiduría popular venezolana es de las más lúcidas, aunque tengamos la mala costumbre de no ponerla en práctica. En particular, siempre me ha gustado ese dicho de chóferes (sin alusiones presidenciales) de que "el carro se conoce en la subida y al chófer en la bajada".
El gobierno - ¿de transición? - entró sorpresivamente en una bajada a partir de febrero, cuando aún celebraba su debatible triunfo en las elecciones municipales.
Desde entonces se ha superado así mismo en su capacidad represiva, excediendo las atribuciones del ejecutivo y dejando en evidencia que estamos en una tiranía pues los dictámenes del TSJ se caracterizan por su arbitrariedad, ilegitimidad e inconstitucionalidad.
En un régimen republicano de verdad, serían nulos en Sala Plena pero, por ahora, esa no es una opción.
Sin embargo, no están del todo locos y no dudo que buena parte de las "patadas de la mesa" de los últimos días sean para exaltar al ala suicida de la oposición que siempre, al sentirse frustrada, se decanta por la abstención.
Sería un fracaso rotundo de las fuerzas democráticas, ya sean las de los partidos políticos como los de la autodenominada "sociedad civil" (que olvida que los partidos TAMBIÉN forman parte de ella) que el gobierno pudiera decir el lunes que la baja participación de votantes en San Cristóbal y San Diego son la muestra de que los venezolanos patriotas de esos municipios rechazan la actitud golpista, fascista, terrorista de esos señores que, por error, eligieron en diciembre y que, con su abstención, le dieron la razón y las gracias al TSJ por destituirlos.
Por los clavos de Cristo...
Es por eso que hay que ser - para variar - serios y responsables en promover el triunfo opositor con una masiva participación en estas elecciones. Y eso sin importar la que creamos o dejemos de creer del CNE.
Si los chamos siguen en la calle a sabiendas de que los van a reprimir, la abstención ya no puede ser un argumento frente al abuso del poder electoral.
Es hora de ser coherentes dentro de la oposición, incluso la radical... aunque sea sólo para variar.

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