domingo, 29 de septiembre de 2013

VOLDEMORT, el führer

ELIBETH EDUARDO

Gracias a HBO tuve el gusto de disfrutar de nuevo de esa estupenda película que es Harry Potter y las Reliquias de la Muerte II. Ver de otra vez la "Batalla Final" y el asedio sobre el colegio de magia me hizo pensar lo grabado que está en el imaginario inglés el bombardeo sobre Londres ocurrido durante la segunda Guerra Mundial y, con ello, recordé lo mucho que me impactó la versión de los totalitarismos de izquierda y derecha que hace J.K. Rowling en el quinto de sus libros, La Orden del Fénix.
Eso a pesar de que, inicialmente, el objetivo del personaje de Harry Potter puede haber sido mostrar que la fama no es tan fabulosa como puede parecer - algo típicamente inglés - así como la fría crueldad del abandono y maltrato de niños que puede esconderse en cualquier casa suburbana sin que nadie intervenga.
Es una de las cosas por la que me gustan los autores ingleses: suelen ser muy elegantes en desnudar las miserias de sus sistema de clases sin que parezca que lo están criticando.
Debe ser un talento que desarrollaron gracias a la monarquía.

MADUREZ Y LIBERTAD. Alguna vez vi una entrevista con la señora Rowling en la que hablaba de Harry como su alter ego: la parte de ella que lograba salir de la normalidad y vivía la experiencia de que todos supieran su nombre... en otra vida. En otro mundo.
No obstante, en la medida en que la historia y los personajes se desarrollaban y tuvo que hacer real a El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, así como construir el conflicto entre el bien y el mal que Harry y Voldemort encarnan, el problema de la libertad y de los odios fue delineando un tirano totalitario, megalómano, cruel y delirante, acomplejado y cobarde, empeñado en lavar con sangre la mancha racial en la suya que considera la causa por la que el mundo no reconoció, sin esfuerzo ni duda, su portentosa grandeza a las primeras de cambio.
Hay que suponer que el encanto que la autora le atribuye a Tom Ryddle antes de que se transforme en un monstruo es el mismo que hechizó y llevó a un pueblo culto, con temor de dios y trabajador como el alemán a cometer el primer gran genocidio del siglo XX que, por desgracia, tuvo muchos.
Y es que, cuando se trata de exterminios, más de uno es demasiado. El eufemismo "acto de genocidio" usado por las Naciones Unidas para disimular la tragedia de Ruanda no puede menos que horrorizarnos por su cobardía.

EL ENEMIGO. Rowling hace un trabajo estupendo mostrándole a los jóvenes como el pensamiento único, el control de los medios, la intolerancia y el querer decir que un grupo de gente merece más que otros es el camino al sectarismo, la segregación, persecución y, finalmente, a la guerra, el peor de todos los enemigos.
Su trabajo nos deja la enseñanza de que hay que sospechar de cualquier régimen que pretenda transformar a las escuelas en cuarteles donde solo una visión del mundo es posible. Que hay que resistir con todas las fuerzas disponibles a cualquier gobierno que impida a sus ciudadanos levantar la mirada y la voz sin temor a ser perseguidos, apresados, torturados. Destruidos. Finalmente, que hay que combatir cualquier intento por suprimir la libertad de elección por la autocracia de los mejores... pues siempre existe la duda de la validez de los criterios con los cuales se establece dicha supremacía.
A la señora Rowling hay que agradecerle que, aunque no fuera su intención, creó un mundo en que las nuevas generaciones saben por qué Hitler, Stalin, Mussolini, Mao, Castro, Milosevic y Chávez son una amenaza para el bien de todos, la encarnación de un mal que todo lo ocupa, sin importar cuántos seguidores tengan ni que tan atractivos resulten sus discursos de cómo hay que construir un mundo que responda a los sueños que deliran en sus cabezas.
Ellos, sus lugartenientes, testaferros. herederos y quienes pretenden seguir sus pasos y ser como ellos son el enemigo. Siempre lo fueron. Siempre lo serán.
Sólo hay que aprender a reconocerlos.
Y combatirlos. Porque la otra gran enseñanza de JK es que el "elegido" somos todos.
Porque al mal absoluto hay que combatirlo en equipo pero como si fuéramos uno: derrotando al miedo y la comodidad en nosotros y sin rendirse jamás.
Armados de templanza hasta la batalla final.

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domingo, 22 de septiembre de 2013

MISIÓN COLAPSO

ELIBETH EDUARDO

Puede que sea ingenua, pero creo que Maduro tiene buenos asesores. Quizás los mismos que tenía Voldemort. Lo que no les mejora es la suerte a los consejeros de que sus clientes les hagan caso en algo más que recetas cosméticos o mediáticas, efectistas y de corto plazo como la idea de tener un Twitter en inglés que (sin duda) estará mejor escrito que el que está en español por el hecho simple de que Nico no va a colocar ni un letra en esa cuenta.
El que Maduro no tenga la capacidad de darse cuenta de que no es el Papa y, por tanto, le queda mal tratar de hablarle a otros en un idioma que no entiende muestra que sus asesores le dan por su lado en eso de creer que él debe "preservar" el legado del difunto, como si el liderazgo fuera endosable.
Es claro que, sin ser malos, tampoco son los mejores ni están dispuestos a perder al cliente con una dosis excesiva de verdad.
Aunque, para mi, la explicación de cosas como esa están más en los consejeros políticos que en los profesionales.

HABLEMOS DE "INTELIGENCIA". Siempre le reconozco al G2 que aprendió bien de los rusos no solo la "técnica" para grabar impunemente sino, también, todo lo que la sicología soviética logró demostrar que funcionaba en control de la conducta individual y colectiva.
En este punto, es bueno recordar que los perritos de Pavlov eran rusos... y que la indefensión aprendida fue parte de esos descubrimientos: cómo lograr que los sujetos se "acostumbren" a vivir en permanente sufrimiento.
Dicho esto, me causa especial satisfacción cuando sus fórmulas lucen inadecuadas para la idiosincracia venezolana o completamente absurdas y anacrónicas como los 1500 planes de magnicidio y golpes de estado que han denunciado tanto Voldemort como Maduro, sin contar la insistencia en culpar de todo al "imperio", olvidando que es el mismo que nos compra petróleo y nos vende gasolina y alimentos para que el país no se detenga. O sea.
No obstante, el epítome se encuentra en la denuncia actual del plan de Colapso Total que demuestra, en más de una manera, que el gobierno se quedó sin argumentos que no lo dejen como los ineptos que ya es claro que son.

CONTROL DEL ENEMIGO. Si el magnicidio era increíble, los planes del imperio aburridos; el combate a la corrupción una burla descarada y el electricidio parecía un chiste, el develar un plan para el "Colapso Total" del país es una de esas ocasiones en que uno sospecha que el G2, en realidad, trabaja para la oposición.
Porque, si algo parece imperar en todos y cada uno de los rincones del país es la creciente sensación de caos o, dicho en buen venezolano, de que esto se lo llevó quien lo trajo.
Además, hace rato dejó de ayudar (si alguna vez lo hizo) aquello de "... pero tenemos patria": a nadie consuela esa salida si no consigue leche, queso, harina pan, carne, pollo, papel sanitario, jabón, pasta de dientes o, peor, si no le alcanza el sueldo para comprarlos cuando los consigue. La gente lo sabe: eso no es patria sino escasez y pelazòn.
No sorprende, entonces, que el gobierno este haciendo hasta lo indecente para controlar a los medios de comunicación. En la lógica del G2, el problema no está en el gastado cuento de la amenaza imperial. No.
Para ellos ese cuento sigue funcionando sí, y solo sî, se le reproduce en las condciones de Cuba o de la URSS donde la escuela y los medios estaban perfectamente alineados en decir que todo es perfecto. Sin derecho a pataleo, a dudar o discutir.
El problema esta en la terquedad de una realidad que no se deja esconder con discursos ni cadenas de todos los ministros.
La peor complicación que tendrán que resolver los genios del gobierno y el G2 es la de explicar cómo es que no los está derrotando el enemigo sin que haya ni un preso a quien culpar del despelote general: los apagones no paran. Los pranes se reproducen al igual que los crímenes violentos y los precios siguen subiendo.
El plan Colapso Total está funcionando y acorralando al gobierno.
Y, si es así, es claro que Maduro y su equipo, pasando por todo el Alto Mando, son unos ineptos. Sin discusión y, además, confesos.
Ni el Noticiero de la Verdad podrá, por mucho que lo intente, desmentir eso.
Que recen, entonces, porque el "enemigo" sea quien sea, no los rete y les diga: "ríndanse".
Capaz que, si lo hacen, ganan un referendo.

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