domingo, 25 de agosto de 2013

EL PRESO NÚMERO 9

ELIBETH EDUARDO

Confieso que, cuando William Ojeda hizo su (esperada por mi) devolución hacia al chavismo de donde había salido, pensé que ya la suerte de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional estaba echada.
Por alguna razón que no logro ubicar, me perdí en alguna parte de disfrutar en forma extensa el que la oposición tenía un ventaja de dos diputados para amargarle la vida a Voldemort (me niego a nombrarlo, aunque esté muerto) y su banda de mortífagos corruptos.
Así que la actual situación de pugna por el diputado 99 me tomó un poco descolocada.
Claro, debí pensar que si Ojeda hubiese sido suficiente para tener la mayoría absoluta ya tendríamos un Contralor General que hubiese dicho que los gobernadores opositores son miembros de la Cosa Nostra y el difunto antes de morir hubiese llamado a una nueva Constituyente para instalar el Estado comunal y eliminar las elecciones, de una vez y para siempre.
Sospecho que Ojeda les dijo que podía conseguir el voto de la verdad y, por ello, no ha dicho ni esta es boca es mía cuando le dieron al Potro Álvarez la candidatura de sus desvelos.
Debe saber que su nueva traición no fue suficiente para ganárselo. De nuevo, sus esfuerzos fueron en vano.

¿DÓNDE QUEDA PUERTO AYACUCHO? Pensándolo bien, creo que la razón de mi error estuvo en una mala lectura del Poderómetro que, por aquellos días, escribía Juan Carlos Zapata los viernes en El Mundo Economía y Negocios.
En aquel entonces, la encarnación del poder estaba en Liborio Guarulla, según el instrumento creado por Zapata. ¿Por qué? Porque su estado genera dos diputados a la AN que, otrora, le dieron la mayoría absoluta al oficialismo y en el 2010, para el momento de la elección, ya no respondían al Polo Patriótico pues Guarulla se había distanciado de quienes no lo apoyaron para la Gobernación e hicieron hasta lo imposible por negar su triunfo. De hecho, lo desconocieron..
Esos diputados estaban allí por el respaldo del gobernador Guarulla.
Por eso, ara mi el importante era el estado Amazonas y el líder que controlaba esos votos cruciales. UN ESTADO era el importante. Olvide que esos DOS diputados que podían hacer la diferencia podían ser de CUALQUIER estado.
Pero, volviendo a Amazonas, visto así, tienen mucho más sentido los ataques brutales al gobernador y el que, incluso, varios ministros se hayan desplazado hasta la penúltima frontera en el sur del país para quedarse - qué pérdida de tiempo! - con el aeropuerto.
No dudo que mucha gente se preguntó dónde coño quedaba Puerto Ayacucho y qué tan importante era ese terminal. Respuesta: seguramente el recién inaugurado aeropuerto de Higuerote es más grande y tendrá, en pocas semanas, más tráfico que el amazónico, sin contar el hecho de que el ejército bombardea en Apure pistas del narcotráfico más grandes que la de ese aeropuerto. Tal vez con más uso.
Pero la búsqueda de diputado 99 vale el perseguir a Guarulla.
Esa presión, entonces, no va a desaparecer a menos que William Ojeda cumpla su función.

LA CANCIÓN. Por mucho tiempo, no supe que Nelson Ned era enano. Creo que lamenté saberlo porque sentí que parte de su fama era producto de su condición, cosa que me parecía injusto. Nunca entendí la lástima.
Como sea, él preso número 9 es la única canción suya que recuerdo. No estoy segura de por qué. Se que en esos dias de mi infancia me parecía muy triste. Y terrible la falta de arrepentimiento y ausencia absoluta de propósito de enmienda.
Tampoco me queda claro por qué el diputado 99 me suena al preso número 9.
Tal vez porque esa traición se merece el paredón como el personaje que interpretaba Nelson Ned: el condenado a muerte que no merecía ni esperaba perdón.
Viendo el destino de paria sin retorno de William Ojeda, el salto de talanquera del 99, para mi, vale más de un millón de dólares. Bastante más.
Es una suerte que, al parecer, el gobierno ya no pueda pagarlo.
Por eso la persecución y la amenaza. Quieren que la extorsión logre lo que ya no pueden comprar.
Por cierto, sirva este humilde rincón para hacer llegar mis respetos a los 99 qué resisten quien sabe cuántas tentaciones y amenazas para frenar una nueva habilitante y la hegemonía absoluta de un Estado que imponga los soviets (comunas) por encima del deseo de la mayoría del país. Son unos héroes y mucha gente no se da cuenta.
Confieso, además, que espero que a los mortígafos que han iniciado esta persecución, igual que al preso número 9, no les de miedo la eternidad y que tengan mucho dinero para exiliarse porque, algun día... quizás muy pronto, su destino podría ser el de los militares argentinos acusados por de la dictadura a quien la Interpol y Menen les dieron el país por cárcel. Más bien, casa por cárcel pues los escupen si van a un café o a una discoteca.
Y ese, sin duda, será el destino del diputado 99 si deja de serlo.
Rezo porque esta anti-motivación pese más que un millón de dólares. Mucho más.
Te lo pedimos señor...

Sent from my BlackBerry® smartphone