viernes, 15 de agosto de 2008

Dios bendiga a quien invento el celular (el BB, especialmente)



Elibeth Eduardo




Seguramente parecera necio e inútil seguir hablando de aparatito que ya se ha ganado un lugar absolutamente privilegiado en nuestra cotidianeidad. No obstante, me gusta pensar que los futiles motivos que se me ocurren para alabarlo resultan poco evidentes para otras personas....


Y quizás este es el mometo de aclarar que no pretendo, en manera alguna, intentar parecer como alguien ducha en tecnología: tengo suficientes amigos que se burlan de mi torpeza para estar consciente de que estoy muy lejos de ser un prodigio. Por el contrario.


Señalo en mi descargo que a nadie debería sorprender qe algunos no seamos usuarios avanzados de las ya no tan nuevas tecnologías de la información. Yo, por ejemplo, ya me había "hecho señorita" (por usar una expresión insuperablemente cursi) cuando la llamada Generación Y daba sus primeros pasitos, destruyendo en su camino controles remotos, telefónos inalámbricos y algunos (muy pocos) celulares, sin tener siquiera que asimilar el cambio de los televisores del blanco y negro a los de color o considerar si, efectivamente, valdría la pena sustituir los telexs por la novedosa tecnlogía del faxs. Para ellos, ese proceso jamás sucedió o es tan "prehistórico" que carece de importancia. Frente a ellos (lo veo cuando hago mención a esto en mis charlas en las universidades) yo soy, ni más ni menos, que un dinosuario. ¡Y todavía no tengo 40 años!!! Así que, no hay esperanzas para los que tienen más edad: nunca antes la brecha generacional estuvo tan marcada por la tecnológica, sin posibilidad alguna de compensación en medio. Es un hecho... y hay que vivir con él.


No sólo de Internet vive el hombre


No puedo, sin embargo, dejar de reocnocer que los recientes trabajos sobre la adicción a Internet de los muy jóvenes (12... 13 años) y algunos no tan jóvenes (de 25 a 35, según tengo entendido) no dejan de parecerme una forma de justicia poética: yo no tengo sus habilidades para "ligarse" con la tecnología y entenderla a ojos vista. Pero ellos no tienen el disfrute de saber que hubo un mundo sin tecnología en el que también se podía vivir, leer, hacer amigos a la distancia, conseguir información para realizar los trabajos escolares; entre otras cosas.


No puedo reprocharles que amen sus iPods: es imposible no amarlos y sentir que ellos son una extensión de nosotros mismos. Una nueva forma de identidad, inclusive, pues ¿qué puede haber que nos defina en forma más precisa que la música con la cual llenamos ese aparatito? Un diario no sería más preciso para señalar lo que somos y nos importa.


Pero, como sólo un oído formado en otra generación, reconozco que hay aparatos que suenan mejor y que oir usuando cornetas debe volver a ser un gusto adquirido, así como leer y escribir cartas... hermoso hábito por el cual se reinvindica el e-mail, más allá de todo el spam que nos agobia, dia a día, sin importar los esfuerzos que hacemos para bloquearlos.


Si bien Internet ha permitido que aquella vieja máxima de que "ningún lugar está lejos " parezca verdad hoy mucho más que cuando surgió a propósito de cosas como trenes o aviones, pareciera que nos ha hecho olvidar (más bien) las "formas" de estar cerca: enviamos correos y mensajes en lugar de llamar; escribimos cartas en lugar de visitarnos... nos vemos a través de la cámara como si eso fuera mejor que tocar.


Internet se ha hecho una adicción porque algunos han creido que la "comunicación mediada por computadora" es la mejor comunicación posible. La tecnología es, siempre, una extensión que nos permite expandir nuestros límites... pero, todavía, un brazo mecánico no puede sentir el calor del cuerpo al que pretende hacerle cosquillas. He allí el límite de la tecnología que, procuro, no olvidar... por más apego que haya tenido por mis laptops, celulares y ahora mi BB: me permiten mantenerme más cerca de los que quiero y hacer, en forma más fácil cosas que me gusta hacer como conversar, estar en contacto o escribir. Pero siempre prefiero tocar, besar, bailar, abarazar y hacer el amor, en vivo y en directo. Soy una anticuada... que le vamos a hacer...


Bloggear mejor


Intento, no obstante, sacer el mayor provecho a las limitaciones de la tecnología aunqe mis preferencias puedan ser más arcaicas. Confío en que , en algna parte, habrá niños que tofdavía quieran tener albunes de barajitas de papel, mientras agradezco la posibilidad de tener un espacio abierto a otros en el cual puedo escribir sin censura ni límites... ser yo has las últimas consecuencias, haciendo una de las cosas que más he amado hacer en mi vida: escribir disfrutando el sonido, color y gusto de cada palabra, de cada frase, de cada línea... logrando (si es posible) que las mismas vibren dentro y fuera de mi, con la esperanza de que otros vibren conmigo mientras me leen a distancia. Vivir, pues, a través de mis palabras.


Cuando empecé esta nota hace más de 6 meses (pasaron cosas que me apartaron de aquí), lo hice porque había descubierto que podía actualizar mi blog gracias a mi celular... al que creo querer aún más que a mi computadora... por ser más portable, seguramente. Me emocionaba, además, que la foto de arriba, guardada dentro de mi teléfono por mucho, mucho tiempo, pudiera ser compartida con mis amigos por esta vía: mamy alimentando a Andrés, con una luz que merecía mejor fotografo. Bella foto. Bello momento: del celular a internet y de internet a tu vida... para que compartas la mía conmigo.


En aquel entonces, sin embargo, no logré que funcionara lo de actualizar desde mi celular... y ha sido ello importante en lo que respecta al tiempo que he pasado sin escribir. Hoy tengo un BB (son estupendos!!!!) y espero que eso lo haga mucho más fácil... aunque eso fue justo lo que creí antes.


Asumo que mis baches tecnológicos pueden ser la causa de que ni aún mi BB me permita tener este espacio que también me define, tan actualizado como debería. No puede el Facebook sustituir a mi blog. Sus objetivos son distintos y hasta es posible que, en adelante, repliqe aquí algunas cosas "profesionales" (psicología, recursos humanos) más allá del periodismo, que me define como mi nombre y que, además, define el nombre de este blog.


Fallé hace seis meses pero sigo intentando que la teconología que mejor manejo (el celular) me permita bloguear más y mejor para seguir dejando lo que pienso y siento fuera de mí. No sólo para compartirlo con otros. También para que no me haga daño dentro.


Después de todo, los tiempos que corren son de miedo y angustia; de dudas y tristezas. De inseguridad y de Chávez. De recesión y de Obama. De trabajo y de tesis; de guerra y desempleo. De tecnología y esperanza.


Demasiadas cosas distintas juntas para que puedan llevarse dentro sin que atragante. Bloguear mejor es, entonces, vivir mejor.